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Razones por las que no debes criticar a tus hijos

Solo lograrás que tu hijo no te cuente sus problemas y le crearás inseguridades y miedos.

Texto: Iranela Sánchez

Hoy en día, tenemos acceso a una cantidad de información que nuestros padres y abuelos no tenían sobre educación en sus tiempos.

Por ello, resulta increíble que existan padres creyentes en que criticando a sus hijos harán que se avispen. ¡Qué equivocados están! Lo único que conseguirán es que los niños les teman y que no acudan a su apoyo cuando tengan un problema, prefieran ocultarlo ya que sus padres no le resultan útiles para solucionarlo.

A continuación, Súper Mamás te brinda algunas razones por las cuales no debes criticar a tus hijos. Estas son:

No sirve para nada

¿A ti te parece bien que los demás te critiquen cuando cometes un fallo? ¿Para qué sirve la crítica si no das soluciones? ¿Crees que vas a solucionar el problema renegando? Solo haces que la otra persona se sienta mal, fracasada o inútil. Los padres que critican a sus hijos frecuentemente son personas que tienen poca autoestima e irónicamente no aguantan tampoco las críticas ni que le digan lo que hacen mal.Al revés, se suelen llevar las críticas constructivas (las que SÍ aportan soluciones) a lo personal y no soportan reconocer sus errores.

Destrozas su autoestima

Haces daño, le menosprecias, le hundes. Criticar no es ayudar, solo deseas vanagloriarte, querer quedar por encima (en este caso de tu hijo). Le estás enviando este mensaje: “yo soy mejor tú”, “todo lo haces mal”, “no vas a cambiar”. Con esto, solo consigues que se sienta triste y enfadado en el momento de la crítica, pero el mayor problema es que estás volviendo a tu hijo inseguro y retraído.Van a ser adolescentes y probablemente adultos jóvenes con problemas para relacionarse con los demás.

Esto por supuesto, en el mejor de los casos, ya que gran parte de ellos cuando se convierten en adultos se dan cuenta de los errores que cometieron sus padres con ellos a la hora de educar y evitan repetirlos. Sin embargo, otros inconscientemente pueden seguir el mismo patrón que sus progenitores y mantener el círculo vicioso.

Les generas ansiedad y miedos

Tu hijo, sobre todo si es pequeño crecerá con una autoestima baja y lleno de miedos. Seguramente se vuelva muy inseguro en otros ámbitos de su vida. Puede que empiece a tener pesadillas, terrores nocturnos o comience a ser sonámbulo durante las noches, todos son síntomas de ansiedad que se refleja a la hora de dormir. Por el día puede tener problemas de relación con sus iguales, nerviosismo y bajo rendimiento en el colegio.

Le transmites negatividad

Si tus hijos están continuamente escuchando críticas (no solo hacia ellos si no hacia terceros) y crecen escuchando que no puedes fiarte de la gente ni esperar nada bueno de los demás, le estás cambiando su carácter, de manera que acabarán volviéndose neuróticos, malpensados y déspotas con la gente cercana.

Estropeas la relación entre ustedes

Si no paras de criticar a tu hijo solo harás que te acabe cogiendo rencor con el tiempo, que no te soporte. Su relación se volverá tensa y solo con verte ya se pondrá de mal humor.Muchos padres van a la consulta del psicólogo quejándose de que sus hijos están continuamente a la defensiva con ellos. ¿Cómo no van a estarlo si los has acostumbrado? Es pura supervivencia.

Tu palabra perderá credibilidad

Si la relación con tu hijo se basa en críticas ellos acabarán ignorándote, es decir, lo que le digas por un oído le va a salir por otro porque ha aprendido que tus palabras solo hieren y nunca ayudan. Probablemente no hagan caso a tus consejos incluso cuando estos sean acertados y coherentes.

Además, cuando tengan un problema no te lo consultarán ni te pedirán ayuda porque saben que solo les va a caer un repelón y no palabras de comprensión. Esto puede desencadenar a que tus hijos puedan meterse en verdaderos líos.

Lo que sí debemos hacer

Ahora que somos conscientes del problema podemos encontrar una solución. Hay que ir paso a paso porque no es fácil deshacerse de viejas costumbres. Por eso, antes de abrir la boca sigue estas instrucciones:

¿Cuál es mi objetivo? 

Piensa en lo que quieres decir y para qué. ¿Quieres que tu hijo cambie su forma de hacer las cosas o solo te estás desahogando? ¿Qué quiero conseguir haciendo ironías?

Haz críticas constructivas en el momento adecuado

Para no deteriorar la relación busca un momento en el que tu hijo no esté alterado porque si la otra persona está enfadada solo la encresparás más pero realmente no te va a escuchar.

Especifica

Cuando vayas a criticar constructivamente tienes que definir la conducta que quieres que el otro cambie, no generalices. No es lo mismo decir: “hoy fuiste un maleducado con Fulanita” que decir “eres un maleducado”.De la segunda manera te estás quejando de la persona, de la primera solo de su comportamiento.

Añade algo positivo

La crítica tiene que ser constructiva para no dañar su autoestima

Recuerda a tu hijo que otras cosas hace bien para suavizar las cosas, para subirle su autoestima, que vea que no todo lo que hace está mal. También deberás de decirle lo orgullosa que estás de él por querer cambiar y escucharte.

Si sigues estos consejos tu hijo te escuchará más en un futuro y será más receptivo a lo que puedas decirle. ¡Manos a la obra!

Y tú Súper Mamá, ¿cómo es tu relación madre e hijo? ¡Cuéntanos tus anécdotas!

Es decir, tiene que aportar una solución, un camino que tu hijo puede seguir para solucionar el problema. Ofrécete además a ayudarlo y a hacerle comprender que errar es humano y aunque ya no se puede dar marcha atrás siempre se puede intentar arreglar las cosas, o al menos no caer en el mismo error la próxima vez.

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