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¿Cómo Ha Cambiado Mi Relación Con Mi Mamá Ahora Que Soy Adulta?

Y ahora nos toca a nosotras cuidar de ellas.

¿Cuántas por aquí hemos cambiado nuestra relación con nuestras mamás ahora que nos volvemos adultas? Mucho hablamos sobre cómo ser mejores madres, pero, ¿cómo podemos ser mejores hijas?

Una de nuestras millennials de la casa Super Mamás, Enoly Ann Rodríguez, nos cuenta su experiencia relacionándose con su mamá ahora que es adulta. Más específicamente, sobre un viaje mágico e inolvidable que compartieron, y las enseñanzas que ganó gracias a esta experiencia. ¡Sigue leyendo, Super Mamá!

Artículo por: Enoly Ann Rodríguez

Hola, soy Enoly. Y tengo una confesión que hacer: ya crecí, soy adulta y mi mamá sigue cuidando de mí.

Mi mamá y yo

Resulta que casi siempre las escuchamos a ellas, las leemos y vemos todo lo que pasan como madres. Lo que le pasa a ese ser humano que está en este mundo para cuidarte. Lo que vive aquella persona que no deja de preocuparse ningún segundo por ti. Pero, raramente escuchan ellas de la persona ti: su hija o hijo.

Tengo 28 años y desde que tengo uso de razón recuerdo a mi mamá desvivirse por mí en cada etapa de mi vida. Pero, como no hay tiempo para detallarles todo, en este artículo les mencionaré sólo 5. 

1. Desde el nacimiento

Mi mamá me cuenta que tuve muchas complicaciones al nacer. Y ella, sin dudarlo, entregó su vida y su tiempo al 100% por mí. No hubo batalla tan dura para ella que no pudiese salir vencedora por su gran amor: su hija.

2. Desde el colegio

Cuando entramos a la escuela–y digo entramos porque es así. Ser madre te regresa al pasado: vuelves a estudiar y a hacer tareas. A veces, hasta terminas haciendo los trabajos y manualidades hasta tarde para nosotras/os, mientras tú–como hijo/a–duermes y descansas. Sin saber a profundidad lo comprometida que está tu mamá contigo.

3. Mi primer corazón roto

Cuando me rompieron el corazón por primera vez, con todo y eso que a esa edad te da pena hablar de estos temas con tu mamá. Pero, las mamás lo saben todo, y ella lo sabía todo. Sus palabras las recuerdo siempre, porque fueron las mejores y justo lo que necesitaba en ese momento: “el que se enamora, llora”. ¡Lo recuerdo tan clarito como si fuese ayer!

Y estoy segura que en ese momento lo decía para que no llorara por pendejadas. Porque ahora estoy clara que si estas enamorada/o, llorar es lo último que debe suceder.

4. Nuestro primer duelo

Cuando ambas pasamos por uno de los momentos más tristes y difíciles de nuestras vidas: decirle adiós a una persona amada por ambas. Y, aunque ella estaba destrozada por dentro, ella estuvo siempre a mi lado dándome fuerzas.

A pesar de lo triste que fue ese momento, rescato que nuestra relación se fortaleció más que nunca. Y no existe mejor consejera, confidente y mamá que ella. Gracias Nubia por darnos un regalo en tu partida, siempre te extrañaremos.

5. Mi graduación de la U

Cuando me gradué de la universidad, y recuerdo que su corazón estaba hinchado de tanto orgullo. Todo esto porque “su bebé” logró una meta más en su vida. Y, que a pesar de no vivir en la misma casa, ella siempre estuvo pendiente, apoyándome, ayudándome.

Aún con trabajos y los enredos de la vida, siempre estuvo dándome las mejores palabras para que por mi cabeza no pasara ni un solo momento desistir y así fue: ¡Nos graduamos!

Y quise traer sólo estos 5 momentos, porque por lo general son los más comunes en la vida de todo hijo/a. En los que mamá siempre está. Pero, ¿te has puesto a pensar en qué momento tu mamá ha necesitado de ti?

Siempre estamos: ¡mamá!, mamá dame, mamá esto, mamá aquello, ¿no es así?Bueno yo les cuento que desde que me convertí en una mujer profesional y que trabaja, me puse metas para cumplir con mi mamá. Ahora que puedo, quiero estar ahí para ella de una forma diferente. Y aunque probablemente esperé demasiado, nunca es tarde para empezar.

Tips para conectar con tu mamá ahora que eres adulta

1. Invitarla a pasear. Llevarla a cenar o al centro comercial o al cine. Compartir ese momento de sólo ella y yo. Hablar del trabajo, de la vida, de cómo le va, escucharla y de devolverle un poco de todo el tiempo que ella me ha dado.

2. Me la llevé de viaje. Me puse como meta que quería llevarla a su primer viaje y así fue. ¡Nos vamos mamita! Y de allí comenzó no sólo su primer viaje, sino muchos más a mi lado. Cuando podemos, es lo mejor que como hijos podemos hacer.

Te lo digo por experiencia: no hay placer más grande que ver a tu mamá feliz, conociendo el mundo y cumpliendo sus sueños. Como, por ejemplo, estar en un partido de su adorado equipo: Barcelona. Así que si aún no lo has hecho te invito a llenar tu corazón de esa felicidad. 

Mi mamá con su camisa de la Sele en el juego del Barca

3. Simplemente escuchar. La escucho, la apoyo cuando lo necesita y hasta la aconsejo. Pregúntale cómo está, qué necesita, qué desea y consiéntela.

4. Ofrece tu ayuda. Ella siempre ha estado para mí. En toda situación, en todo momento, en cada felicidad, tristeza. Ahora, sin dudarlo, le ofrezco mi mano y sé que eso la hace muy feliz.

5. Dile que la quieres todos los días. Le recuerdo y le digo todos los días que la quiero y que la amo y es que no hay mejor mamá para mí en esta vida que ella. Que a pesar de vivir en hogares diferentes, aún se preocupa por lo que voy a comer, por la dieta, o por si estoy enferma.

Siempre juntas, nunca injuntas

Todas las relaciones mamá e hija/o son diferentes, estoy segura de eso. Pero, sea como sea, pienso que lo más importante es que nunca pero nunca pierdas ese contacto y comunicación con tu mamá. Valora cada momento que pases con ella, devuélvele un poco del tiempo que ella te dió, consiéntela y llénala de amor.

Te aseguro que podrán pasar mil años y ella siempre siempre te cuidará y no dudará en estar para ti.

Mi mamá, mi fan número 1

¡Te amo, mamá!
Enoly Ann

¿Quién por aquí ya se gastó los Kleenex después de leer esto? ¡Qué hermoso escrito! ¿Qué te pareció?

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