No hablar de sexualidad con los hijos es una verdadera negligencia que traerá consecuencias en la vida real. Te decimos como abordar el tema.
Texto: Iranela Sánchez
Tarde que temprano, tus hijos descubrirán las intimidades del cuerpo, propio y de los hermanos o compañeros, y sus ojos y oídos captarán toda la información que hay suelta por el ambiente. Oirán hablar de sexo en el patio del colegio, en internet, en los medios de comunicación o en sitios para usted desconocidos.
En un mundo ideal, cuando un adolescente tuviera preguntas sobre sexo, acudiría a sus padres a preguntarles. Desgraciadamente, no siempre sucede así. Otras veces, son los padres los que deliberadamente no preparan a sus hijos sobre este aspecto, fundamental para el futuro desarrollo de relaciones sanas.
Por, los padres debemos educarnos y dejar la vergüenza a un lado, pues es mejor que nuestros hijos nos pregunten a que externos le den respuestas equivocadas. Por eso, pon atención a las siguientes recomendaciones:
1. Sea un padre con presencia en la vida de sus hijos.
Si usted está implicado en la vida de sus hijos, tiene el 90% de la batalla ganada. No se puede aparecer de repente, ponerse a hablar con ellos sobre sexo y esperar que lo escuchen, porque ellos pensarán: “Ah, ahora quieres hablar, pues ahora no quiero saber nada”. Por eso, lo primero que hay que hacer es abandonar la idea de posponerlo todo hasta que sus hijos empiecen a salir con su primera pareja. No hay forma de cubrir estos temas en una sola conversación.
2. Elegir el momento.
Algo tan inocente como un enamoramiento con 13 años podría ser una buena oportunidad para hablar de lo que pasa cuando ese sentimiento no es correspondido y así construir la confianza necesaria sobre asuntos que tienen que ver con las relaciones sentimentales y la actividad sexual. Siempre es mejor empezar a hablar con adolescentes demasiado pronto que demasiado tarde.
3. Supere la propia vergüenza.
No hablar de sexo con los hijos es una verdadera negligencia que traerá consecuencias en la vida real.
4. Elija el tono.
Si son capaces de hablar de una forma serena y tranquila, la experiencia será más cómoda para todos.
5. Acepte la incomodidad.
Si están muy nerviosos y actuar no es su fuerte, entonces la mejor opción es reconocer desde el principio lo incómoda que les resulta la situación.
6. Cómo sacar el tema.
Sentarse frente a frente es una situación intimidante. Espere a un momento que ayude a tener este tipo de conversación como, por ejemplo, un viaje en coche. Nadie puede levantarse y huir, y además tendrán la excusa perfecta para evitar el contacto visual.
7. Formas de empezar la conversación.
Como regla principal, la autora recomienda dejar de lado cualquier frase que parezca sacada de un manual de psicología barata. Sea imaginativo. Saque el tema a colación a partir de una letra de una canción, tras ver una película, un anuncio, una noticia de la televisión…. e incluso rememorando la propia juventud…
8. Utilice terminologías acordes con la edad.
Pero no les hable como niños pequeños, ni se ponga en el otro extremo y utilice su lenguaje. Ustedes son sus padres, no sus amigos.
9. Haga afirmaciones generales.
No personalice en la figura de su hijo, para no atacarle directamente. Así no se pondrá a la defensiva.
10. Procure que sea una conversación, no un sermón.
Animen a sus hijos a intervenir. Escuchen también los pensamientos y dudas de los adolescentes, así tendrán una idea más precisa de lo que les preocupa.
11. No de respuestas apresuradas.
A veces ni un padre sabe la respuesta, y tiene que darse un tiempo para investigar o reflexionar y retomar el tema en otro momento. Pero no se olviden de la promesa y vuelvan sobre el tema.
Excelente espacio…una ayuda mas al dificil rol de madres..
hola querida María
Muchísimas gracias por tu comentario. Siempre lo mejor para nuestras Super Mamás.
Abrazos