Para la Super Mamá Michelle Grajales, su principal motor de entusiasmo en todo momento doloroso o de miedo fueron sus dos amadas hijas. Con ellas aprendió que las peores batallas se ganan cuando tienes buenos refuerzos. ¡Mira su historia sobre el cáncer!
Texto: Michelle Grajales
(Sobreviviente de Cáncer)
Hola, ante todo mil gracias por esta breve entrevista. Me siento muy orgullosa de estar presente en la página de SÚPER MAMÁS.
Me llamo Michelle Grajales Pezet y soy madre soltera de dos “locarias”. Profesionalmente llevo 18 años trabajando en los Medios de Comunicación, fui editora de REVISTA (entérate) por muchos años. Luego, estuve un par de años en TVN. De allí pasé a NEXTV otro par de años, donde también tuve la oportunidad de trabajar algo de Radio. Luego, volví nuevamente a medio impreso: METRO LIBRE Y HORA CERO. En todos estos medios he manejado las partes comerciales, contenidos, estrategias y áreas de venta. Hoy día, llevo casi 5 años trabajando de forma independiente y hace dos años me uní como Socia Comercial con CULTO PUBLICIDAD.
Me considero una mujer MUY afortunada porque Papá Dios me premió con dos increíbles y fascinantes hijas. Mi primogénita es Vickylú y tiene 20 años de edad y la bebé de la casa es Vivillú, con 16 años de edad. Las tres tenemos una sinergia muy especial e única… somos como dice el dicho: ¡Una para todas y todas para una!
Debo iniciar esta entrevista aclarando que yo hoy día estoy SÚPER BIEN DE SALUD. Y que no me considero digna de estos títulos en luchas de cáncer, pues existen miles de historias realmente más fuertes. Mi cáncer fue, gracias a Dios, un tumor que encontrado a tiempo no tuvo consecuencias más duraderas. Fueron un par de operaciones delicadas y una visita por el “spa de intensivos”. Tuve suerte y no fue necesaria la experiencia de quimios ni de radios.
Tengo 43 años de edad y fue hace dos años atrás -cuando después de un par de exámenes- me dieron la impactante noticia de que lo que me estaba causando molestias internas era un tumor canceroso. Recuerdo ese día como si fuera ayer. Mi súper doctor me llamó al celular y yo estaba rodeada de niñas en ese momento (como siempre). Luego hablamos más a privadas y esa noche confieso que no fue una buena para mí. Llamé únicamente a mi mamá y le conté, y luego honestamente lloré toda la noche en mi recámara, excusando mis lágrimas ante mis hijas para que no sospecharan de nada en ese momento. Tema del que les hablé más adelante con mucha calma y mayor acertividad.
Ya estaba muy familiarizada con el Cáncer, pues en mi familia había partido una prima hermana hace muchos años atrás. Y luego mi adorado Papá quien me dejó la mayor lección de humildad ante esta enfermedad, de perseverancia, fortaleza, lucha y fé.
Mi primera operación tuvo un par de complicaciones, pero a pesar de ello, aqui estoy, más FUERTE QUE NUNCA.
¿Qué puedo decir de esta SÚPER EXPERIENCIA con el cáncer?
Bueno, que mi motor de entusiasmo en todo momento doloroso o de miedo fueron mis dos amadas hijas, quienes son mi universo. Con ellas aprendí que las peores batallas se ganan cuando tienes buenos refuerzos, y jamás dejaré de agradecerles cómo me cuidaban con tanto amor.
Mi mamá fue un soldadito a mi lado también. Mi familia siempre presente y tuve bellas amigas muy pendientes en esos días delicados que siempre me empaparon de sus mejores deseos.
Lo mío ya es historia, Dios primero y así quiero pensar, pero aprendí muchísimo, porque cuando te ves con una posibilidad de poderte ir, te pones a meditar inmensamente en muchas cosas, y la vida cambia.
Tengo una nueva frase que siempre la digo y siempre la diré: ¡EL CÁNCER NO GANA! y, por supuesto que ¡NO, SI LA QUE GANA ES UNO! Más bien: ¡GRACIAS CÁNCER! por haber tocado mi vida de tantas formas y hacerme realizar que la vida es Hermosa, que es una bendición, que todos somos muy afortunados y que tenemos es demás.
Aprendí a vivir en constante gratitud. A mirar lo que antes llamaba problema, como una nueva oportunidad de aprendizaje. A quitarme tantos miedos que antes solía tener, a vivir al máximo todos los días y a AMAR intensamente.
También entendí que hay que hacer ejercicio físico y mover un poco el cuerpo de la manera que a cada quien le guste, porque créanme que lo que no se usa se oxida. A cuidar mi salud, y no solo por mis exámenes oncológicos rutinarios, sino porque sé que sin este cuerpecito sano, nada de lo anterior se daría ni gozaría de mis hijas.
Por último, les quiero añadir que ojalá todos podamos aprovechar el mes de Octubre, el cual es difícil de pasar desapercibido, porque nos repletan de cintas celestes y rosas por doquier, para vivirlo en GRATITUD. Para revisar nuestra salud, para ser felices, para pasar tiempo con nuestros seres queridos, para reirrrrrrrrrrr mucho, para trabajar solamente lo necesario, para poder vivir y no vivir para trabajar, para dar amor y recibirlo y que sea éste el mes que nos enseñe a vivir los otros once meses restantes del año.