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LindoLindo

Mis segundas Nupcias

Esta vez nuestra Súper Mamá, Gloria Quintana nos comenta sobre su experiencia antes y durante su segundo casamiento, nos motiva a ser felices y a vencer nuestros temores en cuanto a segundas oportunidades.

 

Texto: Gloria Quintana (La mamá de los grandes)

 

Cuando me casé por primera vez pensé que sería para toda la vida, pues soy de quienes piensan que los matrimonios no son desechables, sin embargo, no tuve éxito y me separé a los 15 años de casada con hijos de 15 y 12 años.  Edades difíciles.

Recuerdo que no quise salir de casa por mucho tiempo pues no quería que me vieran sola con mis hijos, ni que me preguntaran nada. Me aislé y lloraba a diario, pero como bien dice el dicho, todo pasa y el tiempo se encarga de superar todo. Diez meses más tarde empecé a escribirme con quien hoy día es mi esposo de segundas nupcias.  Jamás pensé que me casaría con él, pues no estaba en mi mente y no quería volver a pasar por lo mismo.

Cuidé a mis hijos y no se los presenté de inmediato, ya que no sabía a donde iría la relación.  Los hijos no deben ser involucrados en un inicio en las siguientes relaciones de sus padres hasta que no sea seguro que avanzarán. Pasaron 3 años de “amistad” y decidimos vivir juntos.  Teniendo hijos varones y grandes había que manejar las cosas adecuadamente, así que había que tener la conversación obligada con ellos.

Nos sentamos los cuatro y se les explicó que nadie iba suplantar a su papá, ellos ya tenían uno al cual debían amar y respetar.  Que él no venía a educarlos, mas sí sería un amigo en el cual podían confiar y pedir un consejo si así lo necesitaran.

Así inició nuestra aventura, vivimos juntos 7 años y empezaron a conocerse, convivir y aceptarse mutuamente.  Se dieron situaciones que me daban señales que sería la persona correcta para compartir el resto de mis días, pero tenía mis dudas de firmar el papel por temor a volver a fracasar.

Un día mi hijo menor dijo en una reunión familiar: “Es que Alexis (mi esposo) es demasiado correcto”.  Esto fue en frente de mis padres y mi sorpresa fue la respuesta de mi papá a ese comentario diciendo “Nunca se es demasiado correcto”.   En ese momento entendí el ejemplo que mis hijos estaban recibiendo de manera directa e indirecta por parte de él y a la vez ellos sin saberlo estaban abonando el terreno con mis padres ya que si bien es cierto,  ellos no me mantienen desde hace muchos años, también es muy cierto que no hay nada mejor que recibir la aprobación de los padres.

Pasaron 4 años de esa ocasión y esporádicamente mis hijos eran quienes preguntaban que cuándo nos casaríamos.  Cada vez la pregunta era más común y fue entonces cuando lo empezamos a considerar, sobre todo para darles un ejemplo. Cuando me casé la primera vez, fue mi papá quien me entregó como era de esperarse, pero en esta oportunidad mi papá no tendría protagonismo, pues quienes debían tener la certeza de que me entregarían al hombre correcto, eran mis hijos.

Se llegó el día y así fue, se abrió el elevador y allí estuve agarrada de mano con mis dos hijos, quienes caminaron junto a mí y me entregaron a Alexis. No puedo explicar las emociones vividas por tan linda y emotiva experiencia.  Mis hijos hechos y derechos entregándome confiados a una nueva formal oportunidad. La ceremonia transcurrió y cuando llegó el momento de las palabras y a Alexis le tocó hablar, no pudo contener las lágrimas, mis hijos empezaron a llorar también de emoción y felicidad y en ese momento constaté que no solo tenía la bendición de mis padres y amigos, sino también la de mis hijos.

A veces los hijos son egoístas y cuando los padres se separan, no quieren que sus padres rehagan su vida y en muchas ocasiones, nosotros los padres nos dejamos manipular por sus deseos, ya que a veces en el fondo ellos quieren que sus padres regresen y resuelvan sus temas, sin embargo, no siempre sucede y deben aprender y respetar las decisiones.

Los hijos, crecen y se van y uno por hacerles caso o no hacerlos sufrir se equivoca apartando a una segunda oportunidad que pueda compartir la vida con uno.  Es un error.  No debemos buscar desesperadamente una segunda oportunidad, pero si se presenta y todo fluye bien, mi recomendación es que vayan paso a paso, que conozca a sus hijos cuando considere que es una relación seria.  No pretender suplantar la identidad del padre a menos que esté del todo ausente y los hijos así lo acepten por voluntad propia sin presión.

La vida pasa, el tiempo vuela, los hijos crecen y se van.  Sí podemos volver a casarnos, sí podemos soñar con ser felices en unas segundas nupcias.

 

 

8 Comments

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  1. Muchas bendiciones!!! 100% identificada💖
    Aún sueño con tener un matrimonio religioso y tu forma de pensar sobre tus hijos entregándote me ha hecho todo el sentido del mundo!!!
    Gracias por compartir tu historia💖🥰
    Felicidades y mucho amor en tus segundas nupcias.
    Ritza, tb en 2das nupcias con el deseo de ser feliz para toda la vida

  2. Gloria dios sabe por que suceden las cosas, cuando algo se va, tengalo por seguro que algo bueno viene por alli, conocio a su esposo para la dicha de dios, todos tenemos una segunda oportunidad, dios la bendiga siempre usted a sido una ejemplar madre y madre solo hay una, mis respeto usted se lo merece sea feliz amiga.

    • Buen día Rosi, así es todo sucede por alguna razón, me alegra que te haya gustado la nota. Gracias por tus buenos deseos. Un abrazo enorme.

  3. Wao! Excelente! 100% identificada contigo Gloria. Les deseo lo mejor a ambos! que sean muy felices. Dios bendiga su matrimonio!

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