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Vestir un Nuevo Cuerpo

Sabemos Súper Mamá que los cambios asustan. Cuando nuestros cuerpos no son iguales a lo que solían ser antes del embarazo nos frustramos y nos encontramos divagando entre tallas y colores porque no sabemos qué vestimenta utilizar. Por eso la asesora y consultora de imagen, Marianela Lacayo nos brinda algunos tips para renovar nuestro armario.

 

Texto por: Marianela Lacayo

 

El problema más grande que tenemos las mujeres es que solemos ser muy duras con nosotras mismas. La simple y necia comparación entre cómo éramos antes y cómo nos vemos durante el embarazo o después del mismo hace más daño que cualquier crítica externa. Y es que siempre va a haber alguna inconformidad con la que luchemos y es lo que debemos cambiar en nuestro cerebro.

Cada etapa que vivimos las embarazadas, incluso hasta mucho tiempo después de la terminación de este, es sin duda muy especial y conlleva cambios en nuestros cuerpos que en su mayoría no controlamos. Tienen que ver con todo lo que produce y/o deja de producir el cuerpo durante ese período, lo cual es totalmente necesario para el desarrollo del nuevo ser. Somos nosotras de quien se alimenta ese bebé, de donde extrae todo lo que necesita para sobrevivir y quien lo protege, por lo que un embarazo nunca será algo que pase desapercibido para nuestro cuerpo; todo lo contrario, los cambios los verán y los sentirán.

En cada embarazo cada cuerpo reacciona a todo de diferentes maneras, unas bajamos de peso, otras suben, unas retienen liquido desde el inicio, otras no tanto, a unas nos afecta en diferentes niveles los achaques, otras nunca sabrán lo que eso significa. Debemos recordar que todo tiene un momento y que en cada etapa suceden muchas cosas en muy poco tiempo, produciendo cambios en el cuerpo. Algunos lo harán de manera más rotunda, quizá nunca vuelva a ser igual y, sin embargo,  aunque no estemos preparadas para eso, debemos ser conscientes de que esto es parte de ser madres, que, si queremos tener hijos, debemos asumir y asimilar esos cambios.

Definitivamente el estilo de cada una de nosotras se verá afectado por esos cambios, ya que una vez saliendo de los primeros meses postparto, aún no nos veremos como quisiéramos, lo que hace necesario hacer una revisión del armario y guardar aquella ropa que por un tiempo no podremos usar. Dejar aquello que si nos queda bien y podemos usar para diferentes situaciones, de manera que sea sencillo vestirnos y no restarnos tiempo o frustrarnos más.

Por consiguiente, si tienes ropa que no te queda bien por ahora, pruébatela cada cierto tiempo para ver como te va sentando mejor. Seguro que esto te ayudará a recuperar la confianza de que, con el tiempo, podrás estar en la contextura corporal deseada. Por otro lado, si eres de las que no recuperas fácilmente el peso anterior, la opción más funcional es ajustar las prendas que usas con más frecuencia. No lo hagas con todas las prendas porque con los meses podrías recuperar tu talla y si ajustas toda la ropa, después no te quedará nada nuevamente.

Las que suban de peso tendrán que hacer una pequeña inversión en prendas básicas y funcionales que sean adaptables a sus actividades cotidianas por un período de tiempo. Con esto quiero decir que si se va a estar más tiempo en casa, la ropa debe ser informal y muy cómoda, incluyendo algunas otras prendas casuales para salir. Busca piezas que puedan fácilmente pasar de informales a casuales y así no comprar demasiado, solo lo necesario.

Si el caso es regresar al medio laboral, entonces arma una especie de uniforme, con tus tallas actuales, formado por dos o tres pantalones, alguna falda si te sientes cómoda con ellas y varias blusitas que por un tiempo sean tu vestuario hasta recuperar el peso deseado. Es elemental que comprendas que mientras se tiene más peso, tu proyección personal no será la indicada si vistes ropa que te queda demasiado ajustada y donde se noten los botones y costuras tirantes, que los blazers no cierren, los bolsillos se abran, la cremallera se vea cuando debe estar escondida, o que en las blusas o vestidos las mangas de los brazos, espalda, cintura y pecho se vean con pliegues recogidos porque quede muy ajustada. De hecho, si la empresa para la que trabajas te da el uniforme, es importante comunicarte con ellos antes de tu regreso al trabajo, para que se te entregue otro con tus nuevas tallas o averiguar si tienen alguna flexibilidad para vistas un atuendo personal, parecido al uniforme en forma y colores, mientras vuelves a tu peso. Ellos serán los más interesados en que sigas proyectándote bien para representarles correctamente.

Verte al espejo y quejarte o reprocharte el no estar en el peso o la figura que sueñas, no es la solución a nada; por el contrario, hará que te sientas peor. El apoyo de la familia en este caso es indispensable porque son quienes te darán amor y ánimos para soportar estos cambios y nuevas etapas. Hay alternativas para verte bien, pero también se requiere de tu parte para poder ir trabajando las acciones que se requieren para alcanzar tu objetivo, mantenerte saludable y que te veas y sientas mejor. Hay alteraciones que no podremos cambiar, aunque pase el tiempo, como que los huesos de la cadera se ensanchen, los bustos se caigan después de amamantar, los pies crezcan, que el olor corporal cambie por las hormonas o el exceso de transpiración, estrías o lunares que nunca tuviste, entre otros.

Todo aquello que tenga que ver con la forma del cuerpo, lo contrarrestas entendiendo por qué ha sucedido y si quieres mejorarlo, tomar cartas en el asunto, con ejercicios y buena alimentación; de otra forma es más complicado. Mientras, la ropa debe comprarse o ajustarse a las nuevas medidas para verse estéticamente mejor, así como adaptar nuestra manera de vernos con este nuevo cuerpo, que no olvides, dio vida a tus hijos, y nadie puede ni tiene derecho a reprocharte eso.

De pronto si los zapatos no te quedan, eso sí es más problemático, pues lo mas seguro es que de tu armario muy pocos o ninguno te queden. Esto quiere decir que debes ir haciendo compras inteligentes y empezar por lo más importantes: un par de zapatillas deportivas o casuales deportivas, un calzado cómodo de tacón muy bajo, mas no plano (nunca se debe llevar zapato totalmente plano), y un par de zapatos de tacón medio que puedan servirte para el medio laboral.  Luego, poco a poco, irás incorporando los otros que quieras. Recuerda sacar de casa todos aquellos que no te queden.

Por otra parte, si lo que te ocurre es que has tenido cambios drásticos en el busto, date una vuelta por tiendas de lencería y prueba nuevas tallas, y con las características que necesitas en estos momentos: Más o menos relleno, tirantes o espalda más gruesos, con o sin varillas, etc. Si estás amamantando es importante que sean solo los indicados para este período, porque con los sostenes tradicionales puedes provocarte molestias.

La barriguita que queda flácida es otro detalle por el que muchas mujeres nos podemos sentir apenadas y frustradas. Estamos claras que la mayoría soñamos con al menos un abdomen plano, pero después de un embarazo no podemos esperar milagros justo en la zona que más se afecta por el crecimiento y desarrollo del bebé. Algunas lo consiguen bastante rápido al dar pecho, pero no todas corren con esa suerte. Por tipos de panties que ayuden a mejorar esa zona no podemos quejarnos, teniendo en cuenta que en el mercado hay una amplia oferta de lencería con una gran variedad de diseños que ayudan tanto físicamente como estéticamente. Pero no todo es lencería, recuerda que con una buena alimentación y ejercicio se puede lograr mucho. También tendrás que indagar en temas sobre cortes de ropa, ideales para lograr ópticamente que tu figura se vea favorecida.

Una mente abierta a la hora de probar nuevos estilos también ayuda a sentirse mejor, al encontrar alternativas para esos cambios particulares. No se trata de ser perfectas, somos madres, es mucho lo que ya tenemos encima como para que volquemos nuestra frustración sobre nuestro cuerpo, o que te critiques o burles constantemente al no sentirte a gusto con tus nuevas formas.

Buscar alternativas y seguir adelante con orgullo es lo que recomiendo. Muchas veces todo es cuestión de tiempo, de ser maduras y no víctimas de lo que vemos en redes sociales, a esas otras mujeres que logran tener tiempo para todo, con uno o más hijos y trabajo, cuando se nos vende una idea irreal de lo que pasa en la mayoría de los casos. Si a alguna conocida se le hace fácil, alégrate por ella y enfócate en lo tuyo. No compares, no desesperes, pero toma acciones concretas para cada situación.

No te ocultes en el color negro, a menos que siempre te hayas sentido bien con él. Los colores oscuros ayudan a disimular y estilizan el cuerpo, pero existen otros como el azul marino y otros intermedios, gris oscuro e intermedios, marrón oscuro, verde pino, rojo vino, berenjena, los diferentes tipos de malva como el púrpura, ciruela, lavanda medio, entre otros, verde petróleo o teal, verde militar, verde musgo, rosados oscuros que son excelentes alternativas. Y si quieres más vida, puedes combinar estos oscuros con otros más claros.

Por último, si deseas disimular algunas zonas del cuerpo, opta por usar atuendos con cortes más rectos o telas con caída y peso, en vez de más grosor. Evita estampados demasiado grandes o demasiado pequeños. Apóyate en algún accesorio para llevar la mirada de la gente a la zona que más te interesa que vean y alejarlas de las zonas que quieres disimular. Evita llevar telas demasiado holgadas, si crees que es lo que te hará disimular, pues muchas veces es lo que genera más volumen. También todo aquello que se ajuste mucho a la zona voluptuosa que quieres disimular, solo hará que se note más. Las prendas como los cardiganes de tela ligera, kimonos, blazers con tela suave y poco cuerpo, alargan el cuerpo y estilizan.

 

Anímate a probar y sobre todo quiérete mucho y disfruta de esa personita que llevaste dentro de ti durante nueves meses. Recuerda que la buena apariencia depende de qué tanto te quieras.

 

 

 

 

 

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