Por muchos años, se ha evitado abrir conversaciones sobre temáticas que son consideradas tabúes como: la sexualidad, las drogas, el uso de tatuajes ó piercings, así como temáticas religiosas, entre otros.
De esta misma manera, el crecimiento de los medios digitales, así como las redes sociales, permite a los preadolescentes y adolescentes acceder a esta información de forma rápida e inmediata; a pesar de ello, la responsabilidad de la orientación no debiese caer en manos de los medios de comunicación, sino de una persona que les pueda guiar ó que escuche su opinión (cuidadores(as) primarios).
Por lo tanto, quisiera remontarme a un psicoanalista, reconocido por la Teoría del Apego, John Bowlby, quien consideraba que el ser humano cuando nace tiene la necesidad innata de apego, de tener ese vínculo emocional para sobrevivir; para ello, el bebé necesita ser alimentado, contenido, validado y visto; a través de la cercanía, no solo de mente a mente, sino, incluyendo palabras y usando el cuerpo.
Te podrías estar preguntando hasta este punto ¿En qué se relaciona esto con el tema de la sexualidad o drogas y otros temas tabúes?
El ser humano en etapas vulnerables como la adolescencia, necesita ser visto, validado, contenido y así mismo, hacer un duelo de todo lo que conllevaba ser un niño(a). Para esto necesita reconocerse y, además, comenzar a aceptar el nuevo cuerpo que está habitando.
¿Cómo puedo comenzar a crear estos espacios seguros de conversación?
Pensemos en la siguiente metáfora:
Imagina que la relación entre ustedes es como una danza en pareja o una coreografía de salsa, para conocer el paso que dará mi pareja, debo tener la confianza, así como conocerle y tenerle en mi mente, para así poder imaginar el posible paso que dará; de no ser así, nos podemos pisar ó caer.
A continuación, te muestro cómo podrías abrir estos espacios y qué es necesario tener en cuenta:
- La edad en la que se encuentra tu hijo y la etapa en la que está.
- Nombra las partes del cuerpo como son. Ya que esto les protege de posibles abusos.
- Reconoce las diferencias individuales. Recuerda que cada uno de tus hijos(as) es diferente y así mismo pueden ser las conversaciones.
- Reconoce las crisis de la adolescencia. Es importante conocer que tanto el cerebro como el cuerpo comienza a tener cambios que pueden conllevar crisis importantes relacionadas al cuerpo, a la identidad e incluso en la relación con mamá y papá.
- Escucha la opinión, pregunta y pensamiento de tu hijo(a). Lo ideal es orientarle y evitar buscar que esté de acuerdo contigo ó que cambie de opinión sobre un tema en particular.
- Pierde el miedo: es clave. Recuerda que muchas veces tú como adulto puedes tener mucha más información de ciertos temas.
- Evita usar “Porqués”, en lugar utiliza “qué, cómo, en qué”, en caso quisieras hacer alguna pregunta ó “he notado ó visto”
- Valida. Normalizar algunas emociones que pueden comenzar a experimentar por los cambios propios de la preadolescencia y adolescencia.
- Aprovecha las oportunidades de la vida diaria para abrir estos espacios, sin tener que elaborar demasiado cuándo hacerlo.
- Busca ayuda profesional. Si notas que no sabes cómo hablar de ciertas temáticas ó alguna se ha vuelto un peligro para su hijo(a), por ejemplo: el uso y abuso de sustancias ilícitas ó el exponerse sexualmente en redes sociales.
Piensa que, para contarle una situación importante ó hablar de temáticas incómodas con otra persona, implica sentir que en ese espacio no habrá juicios ni discriminación y que será seguro.
Y sí, es posible hablar de estas temáticas; recuerda trabajar en ti como adulto y en tus posibles miedos.
Súper Mamá, ¿Cómo has abordado este tema con tus hijos? Coméntanos tus tips
Por: Mgtr. Melanie González Vergara