Criar a un niño no es una tarea sencilla, ni existe un manual preciso que nos indique cómo debemos hacer ese trabajo ejemplarmente. Pero lo que sí es importante, es aprender a distinguir entre el consentir y el malcriar a nuestros hijos mientras estamos en ese proceso de crianza. En este post, te comentaremos Súper Mamá, como puedes distinguir estos conceptos fácilmente para evitar ciertos riesgos en la crianza.
Super Mamá, muchas veces sin darnos cuenta por consentir mucho a nuestros tesoros, perdemos el norte en dar ciertos lineamientos y esto trae consecuencias negativas para nuestros hijos a corto, mediano y largo plazo.
En ocasiones, para evitar que el niño recree una escena de berrinche, justificamos esta acción, la tapamos un poco y con eso estamos haciéndole un daño al pequeño. Por ejemplo, preparamos una merienda nutritiva para el niño, pero se molesta y comienza a llorar porque dice que no le gusta lo que le preparaste y tú, por conservar la paz, le preparas otra merienda para llevar. Esta acción de cambio de patrón es negativa, porque se impone la decisión del niño sobre la tuya, en base a un criterio que tú Súper Mamá, como adulta estas en la capacidad de manejar mejor cuáles son los alimentos más adecuados que tu peque necesita comer, porque todo lo que le gusta al niño no necesariamente es nutritivo ni debe comerlo en exceso.
¿Qué hacer para no malcriar?
¡No se trata que no puedas consentir al niño! Si no que ese consentimiento sea proporcional a sus valores y formación, ¡consentir sin exceso! Tu pequeño debe aprender a valorar las cosas de la vida, y para que él/ella pueda verlo debes educarle en el proceso. Existe una línea muy delgada, entre el consentimiento y la malcriadez, si consientes en exceso y cubres cada exigencia del niño(a) sin una razón válida, esta conducta a la larga tendrá como consecuencia momentos de malcriadez.
Consentir vs Malcriar
Super Mamá, la palabra consentir, se define como “el permitir o dejar que se haga una cosa en específico”. Acceder a mimar al niño, siendo indulgente. En otras palabras, es un poco cuando cedemos o complacemos a nuestros pequeños en cada una de las exigencias que nos piden.
Mientras que, malcriar es “cuando educamos negativamente al niño, concediéndole excesivos caprichos”, lo que hace que siempre haga su voluntad, sin medir ningún tipo de consecuencia, ni entender el porqué de sus acciones.
En otras palabras, Super Mamá, debes manejarte con tu hijo consintiéndolo, pero enseñándole que ese consentimiento es producto de su buen comportamiento y sus acciones positivas, que todo se gana, y que tú no eres el genio de la lámpara de Aladino para darle todas las cosas materiales que él/ ella quiera en todo momento. Si pasas a responder como el genio de la lámpara, tu pequeño entrará en un comportamiento de malcriadez y será un poco más difícil encaminar esta conducta.
¡Consentir sin exceso!
Super Mamá, la clave es consentir sin exceso, haciéndole entender a tu pequeño que todo tiene su sacrificio, que cada cosa en la vida se debe trabajar y valorar, y de esta manera se obtiene.
- Enseñarle el valor del dinero y el trabajo. Súper Mamá, si no le hablas a tu pequeño sobre cómo obtienes el dinero que llega a casa, será difícil que él pueda comprender cuando tú no puedas comprarle algo o darle algo que quiera. Es clave que el niño(a) sepa cómo te esfuerzas para conseguir el dinero que llega a casa y que con ese dinero hay que pagar prioridades: comida, servicios, transporte, colegio, uniforme, etc., para que tenga en cuenta que no en todo momento tú podrás comprarle lo que él/ella quiera. Si siempre le das a tu hijo(a) lo que pide, ¿dónde está el valor del esfuerzo para conseguir las cosas? Directamente, no lo verá tu peque, y en el futuro, creerá que todo se consigue fácil, criándose ansioso por no obtener lo que quiere.
- ¡Pon límites! Tú eres la adulta Super Mamá, entonces, debes dejar en claro los límites, normas e instrucciones y el niño(a) debe aprender a obedecer y respetar las indicaciones que tú le des. Esto es como una balanza que debe estar en equilibrio; por ejemplo, a todo lo que pida el niño, tú no podrás decir “Sí” o a todo “No”, hay que saber en qué momento dar cada respuesta. Esta respuesta dependerá de las acciones de tu pequeño, es decir, si su comportamiento es favorable, y tú puedes complacerlo con un paseo, por ejemplo, podrás decirle que “sí”, pero si el comportamiento es negativo, deberás atender a un rotundo “no”.
- No cambies la instrucción. Si tu pequeño Super Mamá, te pidió un helado y dijiste que “no”, porque no se comió completa la comida en el almuerzo, por ejemplo, esa instrucción debes mantenerla, no puedes al rato decir: “¡Ay pobrecito el niño, vamos a comprarle el heladito!” En casa cada instrucción debes ser firme, habrá otro día que el niño merezca el helado por su comportamiento, pero si ya diste una norma, es un error cambiarla, porque el niño(a) ya sabrá cómo manipularte.
- Confronta la realidad. Un enfoque muy bueno para que tu pequeño aprenda a ser un niño(a) que comprende los límites y que todo se valora y que todas las personas no tienen las mismas oportunidades, es que vea otras realidades, por ejemplo, llevarlo a un orfanato, donde verá niños que no pueden tener los juguetes y todas las comodidades que él/ella tiene. O incluso puedes acercarlo a esta realidad a través de la web con un video informativo, acorde a su edad.
Super Mamá, cuida y ama a tu hijo consintiéndolo sin exceso, colocando siempre límites para que no crees en él/ella sentimientos de ansiedad y frustración. Toma tiempo para pasar con ellos y evaluar el valor de las cosas, así tendrás a tus tesoros bien encaminados.