Por Oriana La Schiazza, Psicóloga
Estamos en una época donde la información está al alcance de un click, lo cual resulta beneficioso para aprender, cuestionar e informar. Sin embargo, nos encontramos con un bombardeo de contenido que puede hacernos dudar de nuestra manera de maternar.
Dentro de toda esta información, solemos encontrar lineamientos, definiciones, categorizaciones y argumentos sobre cómo criar a nuestros hijos de la mejor manera. La crianza incluye las maneras en cómo los padres responden al comportamiento de sus hijos, les nutren (física y emocionalmente), les enseñan a relacionarse y les abren el espacio al mundo. Una crianza efectiva, incluiría entonces la posibilidad de que este proceso tenga como resultado un desarrollo saludable del niño, donde es capaz de ser y alcanzar su máximo potencial en todas sus áreas, y los padres estén a gusto con el proceso. Esto suena lindo al leerlo, pero, ¡qué difícil puede ser alcanzarlo en el diario vivir! ¿Por qué? Porque se suman las dudas, las culpas, los deberías, el trabajo, las tareas, las citas.
Tomando eso en cuenta, lo condensamos en 5 aspectos básicos:
- Conecta contigo: Yvonne Laborda habla de darle voz, no solo a nuestros hijos, sino a nuestro niño interno: a nuestras experiencias tempranas y a nuestras emociones. Hacer consciente nuestras alegrías y heridas de la infancia, el estilo parental de nuestros padres, preguntarnos cómo nos sentimos con esta historia y cómo estamos actualmente, nos permite ejercer un rol parental más efectivo y menos reactivo: Responder en vez de reaccionar.
- Conecta con tu hijo/a: ¿te ha pasado que estás con tu hijo, pero tu mente está en otro lado? ¡Nos pasa a todas! Estar presente y conectar con lo que realmente necesita nuestro hijo (y no con lo que nosotros esperamos o queremos que quiera), garantiza la sincronía necesaria para criar desde el respeto, cuidando el vínculo y usarlo para crecer.
- Autocuidado: Recuerdo cuando me dijeron por primera vez que qué hacía para “tener tiempo para mí” y me quedé en blanco, solo pensé: “¿en qué momento y cómo se hace eso?”. Con el tiempo aprendí que sacar tiempo y espacio para nuestras necesidades, nuestras emociones, nuestro placer, ocio (o simplemente tener silencio un ratito), hace la diferencia. ¿Qué tiene que ver esto con la crianza? ¡TODO! Tener estos espacios de recarga nos permiten estar disponibles para contener a nuestros hijos, y así criarlos desde el amor, claridad y el respeto. Un vaso muy lleno, se desborda con facilidad.
- Busca (y usa) lo que resuena contigo: Si bien hay mucha información sobre cómo “criar efectivamente”, busca que esa información esté basada en fuentes adecuadas (estudiadas, probadas) y, sobre todo, que resuenen contigo. Si requieres un apoyo extra, busca profesionales idóneos en el tema y que transmitan información congruente con tus principios y con la maternidad que has decidido ejercer.
- Usa tu intuición: Confía. Confía en ti. El poder más increíble que tenemos como mamás es nuestra intuición: esa sensación, esa voz interna que nos dice qué le pasa a nuestro hijo, qué necesita, qué puedes hacer, es primordial…
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