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Rabietas, medio para conseguir lo que quieren. ¿Qué hacemos?

Como mamás debemos mantenernos firmes, evitar el enfado y lograr que nuestros hijos nos escuchen, pero sin perder el control. Súper Mamás te da algunas recomendaciones para tener éxito.

Texto: Iranela Sánchez

La paciencia es una virtud y las mamás lo sabemos perfectamente. Más cuando nuestro hijo nos hace una pataleta en un almacén, una reunión familiar, en la casa del vecino o en la propia. Queremos morir, no sabemos si darle dos nalgadas, ignorarlo o simplemente que se abra un hueco en la pared para desaparecer. Es cierto, controlar un berrinche no es tarea fácil, pero debemos sobrellevar la situación.

No le corremos el gusto al chiquillo y empieza la lloradera, hasta al piso va a dar. Se pone las manos en la cara como si le hubieran quitado el alma. Solloza y todo. Los primeros actores son un detalle al lado del pelao’ que se gana el Óscar por mejor actuación. Y es a los dos años que descubren el poder de las rabietas, un medio para conseguir un fin. ¡Más nada!

Pero, lo que debemos lograr como madres es que reduzcan su intensidad, es decir, que no sean diarias y según la psicóloga Marlene Achurra lo que se debe hacer es:

Mantenernos firmes

Tenemos que dejarle claro al niño que su pataleta no le llevará a conseguir lo que quiere. Pero es fundamental que controlemos la situación. Puede que durante un tiempo el niño siga haciéndolas, pero en la mayoría de los casos se dará cuenta de que la fórmula no le funciona y acabará por dejarla.

Intentar que escuche

Debemos esperar que se tranquilice para captar su atención. Para ello, papá o mamá pueden arrodillarse frente a él y mirarlo hasta que él fije sus ojos en los del adulto. Entonces será el momento de hablarle con calma.

No responder con enfado

Para los niños sus padres son sus modelos de referencia y les encanta imitar todo lo que hacemos. También es importante no permanecer enfadados con él eternamente.

Dejar que se calme solo

Los niños también tienen derecho a desahogarse, por lo que a veces es positivo que pasen por una rabieta. Digámosle: “Sé que estás bravo, avísame cuando se te pase”, y acto seguido alejarse un poco de él. Será consciente de que nos preocupamos por lo que le pasa y de que no conseguirá nada poniéndose así.

Así no se habla

Advirtámosle que sólo lo escucharemos cuando hable en un tono normal, sin gritos ni llantos, porque de otra forma es imposible entenderle.

Explicaciones cortas

Para finalizar, recuerda que los berrinches, pataletas, malcriadez, rabieta, cómo le queramos llamar son pasajeras. ¿El motivo? Fácil, al ser tan chicos no controlan sus emociones, no toleran la frustración y les resulta complicado comprender que no pueden tener siempre lo que quieren. Además, tampoco son capaces de expresar lo que desean. Así que a llenarse de paciencia y demostrarle que el berrinche no causa efecto en nosotros.

 

Y tú, ¿cómo manejaste las pataletas de tu hijo? ¡Cuéntanos tus experiencias!

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