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Pasar de dos a tres, cambios que vive la pareja cuando llega el primer hijo

Con la llegada de un nuevo miembro a la familia, también hay cambios en la dinámica de pareja.

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Texto. Diana Sofía Hernández

Es un hecho que cuando llega un nuevo miembro a la familia la relación de pareja ya no es la misma, pero estas no tienen por qué ser malas noticias. De hecho, especialistas coinciden en que, si la relación es fuerte y existe confianza y comunicación, la llegada de un bebé a casa, aunque sí causa cambios, ninguno de estos debería ser para mal.

 

La terapeuta de parejas Mariana Plata incluso plantea que se tiene que haber realizado una revisión y de ser necesario un reajuste en la relación con los propios padres. “Si alguno de estos componentes no existe, es difícil preparar el espacio mental para traer a un hijo a la relación. Lo primordial es que el bebé llegue a un espacio que ya fue creado para él o ella” aclara Plata.

 

Para ella es natural que se reajusten las prioridades y que la pareja conforme un equipo en el que tradicionalmente “uno de los componentes de la pareja, típicamente la madre, es quien se encarga de leer y responder las necesidades del bebé” explica Plata, “mientras que el otro componente de la pareja, típicamente el padre, es quien se encarga de apoyar a la madre emocionalmente para que la misma pueda seguir supliendo las necesidades básicas”.

 

Por otro lado, la terapeuta Karla Sanfilipo apunta a que para las madres suele ser más sencillo ajustarse a esta nueva etapa, ella sostiene que “nosotras desde que somos niñas se nos prepara para la maternidad con todas las muñecas con las que jugamos y sus accesorios; en cambio, los hombres juegan con carros por lo que es un poco más difícil para ellos este nuevo rol”.

 

San Filipo continúa explicando que “aparte de esto, las mujeres somos las que damos pecho al bebé y es un momento de conexión único. A esta relación especial que se crea entre madre e hijo puede reaccionar el hombre, dando como resultado que se aleje o se aísle sintiendo que no encaja del todo en esa relación, por lo que es importante involucrarlos en la atención al bebé como lo son: la hora del baño, los cambios de pañales o preparar el biberón”.

Evitando posibles crisis

Ambas psicólogas coinciden en que en natural que el proceso traiga consigo ansiedad, frustración y que, en las palabras de Plata, “la capacidad de sobrellevarlas dependerá totalmente de la salud emocional de la pareja previo al nacimiento del primer hijo”.

 

Y es por ello por lo que Plata además aclara que es un mito el creer que un bebé ayudará a mejorar la relación si ya existen problemas. “Cuando ya la pareja ha estado manifestando dificultades, esta transición lo único que hace es agravar los conflictos maritales”, declara ella.

 

Por otro lado, Sanfilipo aclara que “Constantemente estamos enfrentando crisis. Ellas son sinónimo de cambio y dentro del matrimonio existen crisis que son esperadas o naturales”, como cuando la pareja inicia, cuando nacen los hijos, cuando los hijos entran al colegio, cuando entran a la adolescencia, cuando los hijos se van de la casa y enfrentan la llamada ‘crisis del nido vacío’.

 

Para atravesar todas estas etapas más algunas otras circunstancias inesperadas como la pérdida del empleo de uno de los cónyuges o una enfermedad grave, la clave es tener una base fuerte de comunicación.

 

Pero la recomendación no es esperar a que ocurra una de estas crisis para asistir a terapia. Para Sanfilipo “el momento ideal sería apenas se forme la pareja, es decir, cuando están recién casados o recién unidos, para que puedan fortalecer lazos y sobre todo obtener herramientas para afrontar futuras crisis”.

 

Ella agrega que “en todo caso, es importantísimo asistir a terapia cuando la crisis puede más que la pareja; me refiero a cuando ya no saben qué más hacer por sus propios medios y se necesita hacer algo diferente y no saben cómo”.

Aprendiendo a mantener su espacio

Algunas recomendaciones de Plata para la pareja son: “estimular la autonomía e iniciativa del niño pequeño, mientras que a la vez la pareja tiene como tarea balancear el tiempo que pasa con sus hijos, en el trabajo y en pareja. A medida que van creciendo, es natural que concentren todas sus atenciones en sus hijos, pero es igual de importante que no se olviden de seguir cultivando la relación, pues una vez que los niños crecen y salen de la casa, la pareja tendrá como tarea volver a encontrarse y disfrutar del tiempo que pasan juntos”.

 

Por su parte Sanfilipo concluye que algunas tareas concretas para no descuidar la relación de pareja son cuidar que el bebé duerma en su propio espacio, no descuidar los pequeños detalles como las notitas de amor o preparar una comida especial, poner un día fijo al mes para tener una escapada romántica o acostarse al mismo tiempo y desconectarse del celular en las noches.

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