in

Mamá, ¡tenías toda la razón!

Hoy he decidido públicamente reconocer que todas esas veces que mi mamá me dio un consejo y no lo escuché, ¡tenía razón!

Cada vez que me advirtió que tomara por una ruta y yo, por terca, tomaba otra. Me perdía y, cada vez que me dijo que me iba a caer…me caía.  A veces, me cuestiono: ¿por qué dudé tantas veces de la sabiduría de mi mamá?, ¿por qué la desafié tantas veces? o ¿por qué insistía tanto en llevarle la contraria? La verdad no tengo respuesta al motivo de mi rebeldía; seguro era eso, berrinches que iban cambiando de tono e intensidad a medida que iba creciendo.  

Mi mamá SIEMPRE sabía cuándo le estaba mintiendo, tenía un poder especial de leerme la mente y de ponerme tan nerviosa que hacía que me enredara en mi propio cuento (esto pasaba normalmente cuando quería salir con mis amigas al sarao de Juvenalia). 

Que ilusa era en pensar que mis historias la iban a poder engañar, ahora la frase “cuando tú vas ya yo he ido y venido varias veces” tiene todo el sentido del mundo.  Bastante que me rompí la cabeza pensando que significaba.  Recuerdo cuando mi mamá me decía “Cuando seas mamá entenderás”, esto me lo decía con paciencia mientras yo lloraba porque no entendía porque no podía hacer lo que yo quería y tenía que seguir alguna de las 200 reglas que tenía en casa.  

Ahora lo entiendo todo mamá, me queda clarísimo que estabas haciendo lo mejor para criarme y hacerme una mujer de bien, que estabas sacrificando hasta tus más preciados sueños para darle prioridad a los míos y, en silencio, vivías mis logros como si fueran tuyos.  Hoy sé que muchas veces estabas muerta de miedo porque no estabas segura de que lo estabas haciendo bien.  Sé que lloraste más que yo con cada regaño y con cada NO que me dijiste y ni se diga de ese correazo que me diste una que otra vez, te dolió tres veces más de lo que me dolió a mí.  

Si pudiera retroceder el tiempo, te haría caso a la primera, te preguntara más cosas, te hubiese ayudado más con las tareas de la casa y, no te hubiese tirado tantas veces la puerta de mi cuarto.  Me hubiese levantado más temprano los domingos para desayunar contigo, no me hubiese quejado tanto cuando me pedias que te acompañara a hacer mandados los sábados.  

Gracias mamá, por tanto, por prestarme tu cuerpo para que el mío creciera dentro de ti, por hacerme sentir amada y especial, por cada uno de los límites que me pusiste porque me querías educar bien.  Gracias por mostrarme el amor más incondicional, sin medidas y desprendido que pueda existir.  Gracias por estar siempre dos pasos detrás de mí por si necesitaba algo o por si me daba miedo atreverme.    Por amarme como lo hiciste es que hoy puedo devolverles todo ese amor a mis hijas, puedo querer ser mejor por ellas, y es que como no quererlo si te vi esforzándote siempre por ser el mejor ejemplo para mí.  Por los años que nos queden juntas (que espero sean muchos todavía) no me quiero quedar con ningún abrazo, con ningún te quiero y créeme que, a la primera, te voy a hacer caso.  

Feliz día mamá, como no sentirme hoy una Super Mamá si ¡aprendí de la mejor!

¡Que pasen un feliz día de las madres!

Yescenia Navarro

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cargando…

0

El Poder de la Gratitud: Cómo Construir una Familia Basada en Valores Positivos en esta Navidad

Mamá embarazada al volante