Evitar la sobreprotección empieza desde pequeño. Dejemos que el niño explore, conozca; que sea in niño independiente, permitamos que se caiga, consolémosle cuando se haga daño, y ayudémosle a levantarse para que pueda continuar aprendiendo…
Texto: Iranela Sánchez
Criar niños independientes y seguros de sí mismos requiere ante todo saber cuándo intervenir y cuándo permitir espacios, para que adquieran competencias propias, esas con las que saldrán airosos ante retos y dificultades. Además, este arte de la crianza y la educación requiere grandes dosis de paciencia, toneladas de afecto y una mirada sabia que intuye necesidades.
En la actualidad, los padres tienen como prioridades resolver todo problema que presentan los niños. Es más, en ocasiones incluso nos anticipamos a ellos cuidando de que tengan una vida fácil, gratificante y siempre plácida. De este modo, no solo les conferimos a ellos una aparente y casi mágica tranquilidad, sino que también nosotros experimentamos placer al saber que todo está en orden.
Permitamos que el niño se enfrente a sus dificultades desde pequeño. Tiene que desarrollar las habilidades por sí mismo. Si quiere un juguete, que vaya él y lo busque, no se lo traigamos; si quiere algo que también quiere otro niño en el parque, u otro niño le quitó el juguete, que vaya él a pedirlo, no le resolvamos la situación.
Cómo fomentar la autonomía en los niños
Debemos fomentar que aprenda a pensar por sí mismo. Hay que preguntarle el porqué de las cosas, qué cree él… Si no quiere enfrentarse a un nuevo aprendizaje, que vea que eso no es opcional, que aunque no le guste es algo que tendrá que hacer. Que practique nuevos deportes o actividades que le supongan un cierto esfuerzo, constancia y rutina también le ayudará. Que haga actividades con otros niños en los que los adultos no estén siempre encima.
Es importante no darles todo lo que pidan. En ocasiones hay padres que ni esperan a que los niños abran la boca. Les proporcionan todo lo que creen que les puede gustar o lo que les habría gustado tener a ellos de pequeños. Los niños tienen que aprender el valor de las cosas, del esfuerzo y del dinero. Cuando quieren algo, tienen que ver que no se les da de inmediato, que se tienen que esforzar, que se lo tienen que ganar. En ocasiones habrá cosas que puede que por mucho que las quieran y las pidan, no las llegarán a tener porque a los padres no les parecen oportunas, o porque no están pensadas para niños de su edad.
Para ayudarte en esta situación, los psiquiatras infantiles Wendy Moss y Donald Moses nos dan algunas recomendaciones para que nuestros niños aprendan a ser responsables de su mundo, a organizarse, a gestionar sus cosas, a aprender de sus errores y a desarrollar un sentido de autoeficacia. Toma nota:
- Practica el apego desde el nacimiento. La crianza con apego educa a los niños desde el respeto y la empatía, entendiendo y satisfaciendo sus demandas y necesidades. De este modo se crea una fuerte unión emocional entre padres e hijos y se promueve el desarrollo de una personalidad segura e independiente, más dispuesta a aceptar y superar retos. Un niño que se siente seguro junto a sus padres y tiene cubiertas todas sus necesidades, se inclina a explorar el mundo que le rodea más rápidamente.
- Permíteles tomar sus propias decisiones y ser autónomos en aquellas actividades que ya son capaces de realizar solos según su edad: desplazarse y explorar gateando, comer solitos con las manos, recoger sus juguetes, bañarse solos, utilizar los cubiertos, lavarse los dientes, vestirse solos, amarrarse los zapatos, elegir su ropa, hacer los deberes… Si favorecemos que nuestros hijos sean autónomos, estaremos ayudándoles a ganar madurez. Si, en cambio, se lo damos todo hecho, serán incapaces de desenvolverse por sí solos. De la misma manera, los niños también tienen derecho a tomar determinadas decisiones que les incumben, para ello lo mejor es incluirle poco a poco en la toma de pequeñas elecciones que le competen o en las que puede aportar su opinión. Simplemente con escucharlo ya lo estamos fortaleciendo. Pregúntate a qué podéis jugar, qué podéis preparar de cenar, qué ropa puede ponerse para ir a tal o cual sitio, qué le apetece hacer el fin de semana, dónde podéis ir a dar un paseo o qué película podéis ver todos juntos. Son pequeñas decisiones que le ayudarán a tener cada vez más iniciativa.
- No hagas las cosas por ellos. Ayúdales, sí. Apóyales también, pero no hagas que se sientan inútiles al no dejarles hacer las cosas por sí mismos y a su propio ritmo. Si los niños se sienten capaces de hacer las cosas por sí mismos, esa sensación repercutirá muy positivamente en su autoestima. Y la autoestima es clave para sentirse felices y estar seguros en todas sus acciones.
- Practica la comunicación interpersonal con tus hijos, activamente y con respeto. El diálogo hará que tu pequeño se conozca mejor a sí mismo y permitirá que nosotros le conozcamos mejor a él. Al fin y al cabo, cada ser humano es único y nuestro niño no tiene por qué compartir nuestros gustos y preferencias.
- Establecer límites es necesario para aportar seguridad al niño. Hay que mostrar firmeza, pero con afecto. El autoritarismo y la permisividad son extremos indeseados. Si establecemos, explicamos e inculcamos unos límites lógicos y razonables, el niño entenderá qué comportamientos son satisfactorios y cuáles merecen la reprobación de sus padres. Entender y seguir los límites aporta seguridad a los niños.
- Jugar es importante. Es la única obligación real que tienen los niños. Durante toda su infancia, los niños aprenden mientras juegan. Los juguetes y los juegos les ayudan a comprender el mundo que les rodea, a saber cómo funcionan las cosas y cómo deben actuar en cada momento. Ofréceles juegos y juguetes adecuados para su edad. Cada etapa es única y maravillosa y no por intentar empezar la siguiente antes, van a aprender antes. Al contrario: ofrecerles a los bebés juegos y actividades que no son adecuadas para su edad es sinónimo de fracaso, aburrimiento o frustración.
- Respeta el ritmo de cada niño. Cada cosa, a su edad. La sobre-estimulación no es buena, ni tampoco saltarse etapas necesarias de desarrollo y aprendizaje. Los niños tienen, sobre todo, que poder seguir siendo niños. No podemos animar su autonomía en cuestiones para las que aún no están preparados. Cada etapa tiene sus nuevos retos y logros y para superarlos con éxito es fundamental haber. Da igual que tu peque comience a caminar a los 10 ó a los 16 meses. Ten por seguro que cuando él se sienta capaz, dará sus primeros pasos. Todos, antes o después, con mayor o menor destreza, terminamos siendo capaces de realizar las mismas actividades. ¡Al final, todos los adultos sabemos andar! Confía en tu hijo y aplaude con alegría cada pasito que avance porque tiene mucho mérito ir consiguiendo poco a poco las cosas por uno mismo. Y no tengas prisa, ¡los bebés crecen muy rápido! También debes respetar su estado de ánimo. Al igual que los adultos, hay momentos en los que los niños necesitan sentirse más arropados. Si un día tu peque no quiere vestirse solo, no te lo tomes como un retroceso. Ayúdale y habla con él para averiguar qué le pasa (puede que sólo quiera un poco de atención extra). Ya sabe vestirse, así que seguro que volverá a hacerlo solo en cuanto su estado de ánimo cambie.
- Relativiza sus errores y valora sus esfuerzos. Aplaude sus logros por pequeños que éstos sean porque Eso sí: evita ser demasiado elogioso y que las alabanzas no sean exageradas. Y por más equivocaciones que cometa, valora su perseverancia porque el esfuerzo es una cualidad primordial para sus futuros logros como adulto. De la misma manera, hablar de los errores dándoles su justa importancia, facilita el aprendizaje y también inculca tolerancia a la frustración, el autocontrol y la autoestima.
- Déjales ser libres. No intentes que tus hijos tengan tus mismos gustos y preferencias. Puede que los hayáis gestado, pero no son “vuestros”. Cada niño es un ser humano único e individual que se pertenece solo a sí mismo. Déjale elegir y equivocarse. Déjale aprender de sus errores y ayúdale a aprender de ellos. Esfuérzate por conocerle a fondo y no le impongas hobbies o actividades que no son de su a grado. Poco a poco irá descubriendo cuáles son sus propias habilidades y pasiones. La vida es una aventura maravillosa que debe atreverse a descubrir por sí mismo. Debe saber que sus padres estarán siempre ahí, en todo momento, pero que él es muy capaz de apañárselas sin ellos.
- Enséñales a ser participativos e iguales. El niño tiene derecho a la participación. Confíale pequeñas responsabilidades en casa para que sea más autónomo y confiado. El objetivo de la crianza es tratar de ayudar a nuestros hijos a convertirse en adultos que se valoran a sí mismos y pueden ser valorados por los demás. Si nunca le enseñas a lavar los platos o hacer la comida, se convertirá en un adulto incapaz de hacer nada por sí mismo. Empieza por enseñarle a guardar sus juguetes, arreglarse la cama, ordenar la habitación, ayudar a limpiar o a poner la mesa.
Ya lo sabes querida Super Mamá, los niños tienen que tener con sus padres un vínculo que les aporte seguridad, estabilidad, pero un vínculo sano, no de absoluta dependencia. Fomentemos que desde pequeños generen vínculos positivos con otros familiares, abuelos, tíos, amigos cercanos, y que sean capaces de quedarse con ellos de vez en cuando, porque se ha demostrado que para algunos niños es un drama estar un día separados de sus padres, y por ello se pierden actividades escolares, semanas culturales, viajes de estudio… ante la imposibilidad de dormir fuera de casa porque no se sienten seguros si sus padres no están con ellos.
Y tú, ¿qué piensas al respecto? ¡Coméntanos!