Por: Yescenia Navarro
Advertencia: Esta es una historia de la vida real, los nombres de sus protagonistas han sido cambiados para no identificar que soy yo la floja protagonista.
Uno de los momentos que marca un hito en el crecimiento de nuestros hijos es cuando viene el ratón Peréz, porque ya los dientes permanentes son una señal de “niño Grande”. Bueno, a mi me paso, el día que mi hija más grande llego a la casa y me dijo que tenía un diente flojo, me dio como un frío, me puse nerviosa y triste a la vez porque esa sonrisita le iba a dar la bienvenida a mi hermosa bocacha! Llame al odontopediatra, y aquí hago un alto, mamás búsquense uno que entienda lo difícil que es eso para una mamá, en mi caso me conseguí uno que casi resulto psicólogo, porque literal se tomó el trabajo de explicarme como iba a ser nuestra estrecha relación de ahora en adelante. Mi hija, por otro lado, estaba feliz!!, ella solo pensaba que cuando se le cayera el diente iba a venir el ratón Peréz y le iba a dejar una fortuna jajaja (pobre de ella). Se la pasaba enseñándole a todos el diente flojo que poco a poco se iba suavizando, comía manzana entera para ver si caía, trato con zanahoria cruda y con cuanta cosa le decía la abuela, hasta que nada que se caía, hasta que llame al Dr. Y me dijo, tráemela. Ese día yo estaba tan, pero tan nerviosa y ella estaba fresca como una lechuga y feliz porque ese día según ella llegaría su platita.
Cuando llegamos al consultorio el doctor me hizo pasar, y me agarro la mano, me dijo “mamá no te preocupes que ella va a estar bien” en ese momento yo arranque a llorar, sí, tengo que confesar que lloré desconsoladamente no se si porque mi bebé dejaba los dientes de leche y le daba la bienvenida a los permanentes o porque yo recordaba el terror que le tengo a los dentistas. Y es que después de tener frenos por varios años y que te saquen cuatro muelas para hacer espacio, uno seguro queda traumado. En ese momento me calmé, el doctor se tomó todo el tiempo para explicarme muy amablemente que mi hija traía los dientes como quien dice “en recreo” según la radiografía o como decía mi abuela, como una pelea de perros. Mientras tanto mi hija esperaba afuera feliz de la vida, soñando que iba a hacer con la plata del Ratón Peréz, pasamos desde una muñeca, unas zapatillas hasta por una mascota (lo que la pobre no sabía era que el querido ratón estaba pasando por una crisis económica y si acaso le iban a tocar unos 5 palitos. Mi hija entra al consultorio y el doctor empieza a examinarla, con mucho cuidado y entre broma y en serio empezó a hacerla entrar en confianza y cuando menos lo esperábamos de un solo jalón, el doctor saco ese diente de una, yo pegue el grito y mi hija feliz recibió su diente en una cajita de ratón para ponerlo debajo de la almohada esa noche.
Desde ese día, el doctor es de mis contactos favoritos de WhatsApp porque vamos monitoreando como se van cayendo los “muebles” de esa boca.
Espero disfruten esta etapa de sus hijos, porque en mis tiempos el hilo amarrado al diente era la solución para todos los dientes flojos.
Un abrazo Super Mamás y no se olviden de poner la platita que trae el Ratón Peréz y tener #todobajocontrol