Omaira tiene una hija con Diabetes tipo 1. No ha sido fácil, pero con gran valentía, amor y fe han logrado salir adelante.
Texto: Omaira Cuevas
¡Hola! Mi nombre es Omaira y, gracias a Súper Mamás Panamá les contaré mi historia a través de “Experiencias de una Súper Mamá”, una sección creada para que las madres relatemos nuestras vivencias personales y las experimentadas con nuestros hijos, con el objetivo de que nos sintamos identificadas, obtengamos y brindemos información, para que sepamos que no estamos solas y que entre todas podemos ayudarnos. Sin más, aquí va mi historia.
El 14 de febrero del 2012 -qué ironía y contradicción con lo que esta fecha representa y se celebra, como lo es honrar al AMOR, en todas sus expresiones- fue cuando diagnosticaron a mi hija Vanessa (en ese entonces de 8 años) de Diabetes tipo 1 (Diabetes Mellitus); su fecha de debut con esta condición de vida.
Al inicio todo era un caos, confusión, dudas, juicios, millones de preguntas y lo más típico de todo: ¿Por qué a mi hija Dios? ¿Por qué a ella? Una inocente criatura que apenas iniciaba su vida con millones de sueños por delante, ¿Por qué a ella?
Hoy en día les puedo asegurar que fueron solo eso, cuestionamientos ante tal escenario y una condición de salud en lo particular totalmente desconocida para mí y mi princesa. Si bien es cierto había escuchado de la Diabetes tipo 2, pero hasta esa fecha nunca había escuchado de la Diabetes Mellitus, la cual ya es parte de nuestros días y aquí vamos educándonos y aprendiendo a convivir con ella.
Al principio fue cuesta arriba, bombardeados de millones de instrucciones que venían de todas partes: Endocrinos, Nutricionistas, Enfermeros, Educadores en diabetes , Psicólogos, en fin todo un equipo multidisciplinario de profesionales que tienen el deber de instruirte y de comunicar cómo será de ahora en adelante el coexistir con ella, sí ella la DIABETES y, es que no era solo ese bombardeo de profesionales, sino también de tu entorno familiar, amigos y allegados con un sin fin de comentarios con o sin fundamentos, que seguramente no fueron intencionados, sino que tal vez les invadía el sentimiento del miedo y dudas; porque ese sentimiento fue el primero en llegar a mí el MIEDO, el TEMOR, el PÁNICO; primero porque te suministran una cantidad de información que hay que procesar para aprender a controlar esta condición de vida, que con certeza les puedo decir que el éxito de cohabitar con la diabetes tipo 1 está en el control y en la educación sobre la misma.
Por mucho tiempo el miedo era mi fiel acompañante, el temor a: no saber ejecutar las instrucciones, cómo le vamos hacer ahora en el colegio, en las fiestas de cumpleaños, jamás podrá comer dulce, sus comidas diarias, en fin, en su cotidianidad.
Lo que más me causaba tortura era ver la cantidad de veces que la niña se tenía que pinchar e inyectar, la verdad que son muchos los eventos que me llenaban de pánico y tristeza; incluso como lo es pensar en la muerte, eso es impensable cuando somos madres y amamos con locura a nuestros hijos, con el amor más puro, real e ilimitado que podamos conocer, pero ahí estaba latente. Pero, en este transitar tuve dos opciones: quedarme viviendo en la adversidad o darle frente a la diabetes desde una perspectiva diferente al caos y al desconcierto que todo esto generaba.
Aquí voy día a día trabajando la Aceptación de esta condición de salud desde una óptica optimista. La bendigo todos los días, ya que gracias a ella he tenido el coraje de enfrentar las dificultades, la valentía para afrontar los cambios, aprender a tener constancia y perseverancia, a amar los números como jamás pensé amarlos jajajaja… ya que diariamente es un número por aquí un número por allá, que si los niveles de glucosa, el factor de corrección, cuantos bolos (unidades) se va inyectar de insulina, a estar educada en cuanto a esta condición, a adoptar saludables estilos de vida.
La verdad que, esto ha sido un aprendizaje de todos los días desde que decidí acompañar a Vanessa (quien actualmente tiene 14 años) con la certeza que todo obra para bien, porque esto no viene solo, esto viene de la fe en Dios y en confiar es sus especialistas y médicos tratantes, he aquí el mayor secreto CREERy tener FE. Es, pues: “La fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1. … La certeza que viene de la fe que Dios nos da a entender que él es el creador de todo y que nada escapa de su mano. Su poder es sin igual y grande.
Mi mayor aporte para todas aquellas madres que transitan por este camino, es con esta frase del Dr. Elliot Joslin (1869-1962), médico especialista en diabetes: “La educación no es una parte del tratamiento de la diabetes, es el tratamiento”.
Es por ello, que me animo a exhortar a todas las mamis con ángeles diagnosticados con Diabetes y a sus familiares a que se eduquen sobre la condición, que investiguen de buenas fuentes y estén actualizados, pues los adelantos van muy rápido y, lo más importante nunca pierdan la FE en Dios.
Con cariño y amor
Omaira Cuevas