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Tecnología vs Niños, ¿hasta qué punto utilizarla?

Debe ser supervisada por sus padres y dotarle de la suficiente capacidad de autocontrol para dejarla cuando se le pida.

Texto: Iranela Sánchez

La situación se complica, la rabieta del niño se nos va de las manos, estamos en un lugar público, no queremos dar el espectáculo, necesitamos que deje de llorar inmediatamente para seguir con nuestras tareas y, sin pensarlo dos veces, sacamos del bolsillo un smartphone, conectamos a toda carrera con Youtube y contentamos al retoño con un capítulo, mil veces repetido, de su serie de dibujos animados favorita. Después de la tempestad, llega la calma.

Esta escena tan cotidiana, esconde peligros que pueden complicar el camino de la educación.

Por el momento sabemos que un mayor tiempo de exposición a estos dispositivos (tablets, smartphones, videojuegos y TV) está relacionado con mayores índices de miopía, déficit de atención, obesidad y depresión infantil. 

Por ejemplo, durante los primeros años de vida el cerebro del niño debe comenzar a dominar su concentración. A los pocos meses de edad sólo es capaz de fijar la atención en objetos que se mueven, tiene luces o hacen ruidos como: un sonajero o su madre que se asoma a la cuna. Poco a poco comienza a fijarse en objetos inertes como su muñeco favorito.

Mientras el niño va teniendo un dominio cada vez mayor de su atención la parte frontal de su cerebro se va desarrollando permitiéndole también ser más resistente ante otras frustraciones de la vida; toda una garantía de felicidad.

 

Hasta los 6 años

Es totalmente lógico que utilicemos el celular para enseñarlre al niño las fotos de las vacaciones. El efecto de este uso es exactamente el mismo que enseñarle un álbum de fotos. También es normal que el niño, pueda coger el smartphone de su tío para poder utilizar una aplicación que sabe se encuentra en su teléfono. Sin embargo, los niños tan pequeños no deben tener acceso libre a estos dispositivos, pero si lo hacen será bajo supervisión.

 

Entre los 6 y los 10 años

El contacto con dispositivos sino es para realizar trabajos escolares debería estar bien regulado por normas claras y firmes. Los padres pueden facilitar el acceso durante periodos cortos, media hora o 45 minutos los fines de semana. También podemos establecer reglas como que los dispositivos no se utilicen cuando nos vamos de paseo o cuando estamos con otros niños, para facilitar la interacción social.

Otra regla es que, si el niño no demuestra madurez para dejar el dispositivo cuando se le pida, es decir, que llore, grite o se enfade es una señal de que la actividad lo está manipulando más de la cuenta y por ende no podrá seguir utilizándolo hasta que no aprenda a controlarse.

 

Entre los 10 y 14 años

A partir de esta edad, el mayor tiempo que nuestro hijo utilice la tecnología se asocia con mayores índices de fracaso escolar. En base a estas evidencias, parece sensato seguir limitando el tiempo de uso de los videojuegos y otras apps para facilitar que el niño se acerque a otros intereses como la lectura o el deporte y asegurarse de que el tiempo de ocio digital ocurra sólo cuando se hayan terminado los deberes.

 

A partir de los 14 años

El uso de la tecnología para realizar trabajos o comunicarse con compañeros está extendido a estas edades y por lo tanto las principales responsabilidades de los padres son velar porque:

  • Los contenidos que visite y comparta el adolescente sean adecuados a sus valores y su integridad emocional.
  • Asegurarse de que el tiempo offlinesupere al tiempo online, permitiendo que disfrute de otro tipo de actividades.
  • Asegurarse de que cuando está estudiando realmente lo haga y no utilice ese tiempo para navegar o chatear.

Para lograr que estas pautas se cumplan es imprescindible ayudar al niño desde pequeño a disfrutar de otras actividades, a entender que la tecnología debe ser supervisada por sus padres y dotarle de la suficiente capacidad de autocontrol para dejarlo cuando se le pida.

Además, debemos tener en cuenta que el aprendizaje de este tipo de habilidades ocurre en el cerebro del niño tanto por costumbre como por imitación, por lo que el uso que nosotros (los padres) hagamos de la tecnología y de nuestro tiempo libre marca y -de una manera muy clara- la forma en la que nuestros hijos la utilizarán.

También es importante que los padres sepan que los niños aprenden más por observación de sus padres y las niñas aprenden sobre todo de la observación de la madre, por lo que es responsabilidad de ambos progenitores mostrar un modelo de interacción con la tecnología basado en la moderación y el autocontrol. ¡Métele mente Súper Mamá!

 

 

Y tú, ¿cómo regulas los celulares, tablets y demás aparatos tecnológicos en tus hijos? ¿Se te ha hecho difícil? ¡Coméntanos tus experiencias!

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