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Un homenaje a la vida y a la fe que mueve montañas

María Rosalba Franceshi nos relata de cómo fue su experiencia cuando le diagnosticaron Cáncer de Paget.

Texto: María Rosalba Franceshi de Lombana

Hola, soy María Rosalba Franceschi Avid de Lombana. Tengo tres hijos: Diego, Daniel y David y tres hijos del primer matrimonio de mi esposo Bey. Además, soy maestra e intérprete de mi hijo Diego que tiene discapacidad auditiva profunda.

Y en esta ocasión, les traigo mi experiencia con el cáncer de Paget, cómo fue mi diagnóstico -hace trece años-, mi duro tratamiento y mi fórmula para vencerlo. ¡Te invito a que me acompañes!

Una mañana muy soleada de sábado del 2004 -mientras hacía una barbacoa familiar en nuestra casa- subí a cambiarme la camisa, porque estaba muy sudada. Al entrar al vestidor y posteriormente al quitarme la camisa y sostén, miré repentinamente mi seno izquierdo y quedé sorprendida al ver una escamita mínima, como una especie de cáspita en el pezón. Quedé atónita, nerviosa, perpleja y salí corriendo.

Alterada, bajé al comedor y le dije a mi esposo: “mira, mira yo no tenía esa costrita en mi pezón”. Mi esposo me contesta: “calma, ¿estás segura? Le respondí que sí. En ese instante, me olvidé de la barbacoa, mi mundo se hizo pedazos y me fui a la computadora. Empecé a navegar buscando todo lo que se me venía a la mente y fue Dios quien me guía a visitar una página venezolana llamada: “SENSOSALUD”.

Allí, encuentro el testimonio de una señora que lo escribió para ayudar a otras mujeres a salvarles la vida, ya que su mejor amiga CLAUDIA MEJIA había fallecido de Cáncer de Paget. Fácilmente, este cáncer se confunde con problemas de la piel -lo que le sucedió a la Sra. Claudia- y cuando se dieron cuenta, ya el cáncer estaba en los huesos y falleció.

Yo hice mío este testimonio y ese mismo sábado dije: “YO TENGO CANCER DE PAGET”.

Lo más difícil fue que los médicos me creyeran, ya que yo les di el diagnóstico. Me trataron como el caso de la Sra. Claudia Mejía por dermatitis y el dermatólogo me recetó una crema para ponérmela en el pezón. Cuando me la pongo me quemó prácticamente el seno y se transformó en un color naranja, rojo, negro mismas tonalidades que emanan cuando sale lava de un volcán. Desde el pezón izquierdo hasta el pie me corrían hilos de sangre.

Una vez que confirman el diagnóstico: “CANCER DE PAGET”, inmediatamente me dice el especialista: “ROSALBA TE QUEDASTE SIN TIEMPO”, es decir, al día siguiente estaba 6 o 7 horas en un salón de operaciones.

Deseo resaltar que, la particularidad del cáncer de Paget es que cuando la dama está padeciéndolo se requiere una MASTECTOMIA RADICAL, o sea, pierde totalmente el seno.

Luego, la biopsia me marca tres cruces de la proteína HER 2, lo que significaba que tenía un 50% de células cancerígenas en mi cuerpo. Era mi decisión ir a quimioterapia, que me aplicarían 12 inyecciones vía catéter y que debería tomar medicamentos por dos años.

Me adelantaron la menopausia, porque el estrógeno activa la proteína HER 2. O sea, me llevaron a un cambio radical hacia la edad dorada. Mis hijos me afeitaron la cabeza, porque la alopecia iba a llegar. Con la quimioterapia traté de manejarlo lo más natural que pude, siempre encomendada a Dios sabiendo que iba a salir adelante y que de acuerdo a mi actitud mis hijos quedarían traumados o no.

Lo más difícil de mi largo tratamiento fueron las quimioterapias. Los tres días subsiguientes a la quimio sufrí de estreñimiento, horribles nauseas, muy quisquillosa y sensible, el calor, solo quería comer duros porque eran fríos, el asco a ver comida servida en la mesa… casi casi síntomas de mujer embarazada.

Luego, las inyecciones HERCEPTIN. Las dos primeras fueron casi fatales, tuve una reacción alérgica terrible, estuve casi muerta, perdí el conocimiento y se me quemaron un poco mis labios. En ese momento solo clamaba a Dios y le decía: ¡SEÑOR MIS NIÑOS, MIS NIÑOS AYÚDAME SEÑOR!

Mis hijos Daniel, Diego y David fueron mi mayor motivación para salir adelante, especialmente mi hijo Diego que tiene discapacidad auditiva profunda.

Actualmente, me siento muy bien gracias a Dios y siempre me hago mis exámenes correspondientes.

Mi consejo para todas las Súper Mamás es que siempre tengan fe en Dios, fe en ellas mismas, que nunca dejen de escuchar su voz interior, porque Dios habla a nuestros corazones y el jamás nos falla. Que siempre luchen por lo que creen que es real aunque el mundo y los expertos digan que estamos equivocadas. ¡CREAN EN USTEDES MISMAS SIEMPRE!

 

Un millón de abrazos,

María Rosalba

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