Súper Mamá, estamos en vísperas de la Conmemoración del Día de la Mujer, por ello, nuestra abogada Laura Hernández, abogada de AFEMPA, nos hablan un poco sobre la historia detrás de este día.
Celebrar nos evoca felicidad, celebramos bodas, graduaciones y cumpleaños, cada letra de esta palabra me recuerda que en algún lado del mundo hay un grupo de personas festejando una celebración. En nuestro afán de dar sentido a los días, hemos inventado un sinfín de celebraciones, celebramos el amor, la amistad y hasta el día del huevo. Por supuesto, después de esta feliz introducción, sería descabellado decir que celebramos la muerte de un cuerpo encontrado en un lote baldío. Por fortuna, aún guardamos un poco de humanidad y no, no celebramos los delitos.
Aún con la existencia de las celebraciones, hemos procurado ocupar otra palabra para referirnos a los acontecimientos de los cuales queremos recordar su memoria, y es a esos días de reflexión, a los que les fue asignada la palabra -conmemorar-. Esta palabra es como viajar en el tiempo, cuando se conmemora una fecha se busca viajar al pasado y traer al presente la formación de la memoria colectiva de un determinado momento. Es así como se conmemora, y no se celebra, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La crisis producida por la segunda revolución industrial y el acelerado crecimiento tecnológico incrementó la implementación del sistema capitalista en distintos países. Las mujeres que históricamente habían sido relegadas al trabajo reproductivo en el ámbito privado eran por primera vez introducidas al mercado de trabajo. Pero las condiciones de empleo no eran favorables, no existía entonces ningún derecho de los conocidos hoy día, los turnos excedían las dieciséis horas, el trato recibido era inhumano y los salarios miserables. Las denuncias no se hicieron esperar, mujeres de todos lados del mundo protestaban en contra del mal trato recibido por sus patrones.
Como es de esperarse, la avaricia de los patronos en su ímpetu por acumular capital y las deplorables condiciones de trabajo, produjeron la catástrofe del incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York en 1908. Las victimas en su mayoría fueron mujeres inmigrantes de origen judío, 123 mujeres murieron a causa del incendio. Esto agudizó la efervescencia del movimiento obrero femenino y en 1910 durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin, feminista y comunista alemana, propuso la conmemoración del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”.
Tal como se mencionó al inicio, no solo sería descabellado -celebrar- sobre los hechos lamentables ocurridos a las mujeres trabajadoras de la fábrica en Nueva York, sino también una forma de desvirtuar la raíz del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que, en todo caso, continúa conmemorándose para recordar, remembra y sembrar en la memoria colectiva de todos y todas la importancia de los derechos alcanzados gracias a la lucha incansable del movimiento feminista.
No nos encontramos frente a otro festejo del año, no es un día comercial más, las mujeres no queremos el 8 de marzo una joya o una flor que nos recuerde nuestra “belleza”, ese día aspiramos y conmemoramos la lucha de otras mujeres, todos los 8 de marzo son una oportunidad para construir en el presente un futuro cónsono con las exigencias de antes y de ahora, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se conmemora, tal como mencionó Rosa Luxemburgo, la lucha “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
Laura Hernández
Abogada y Militante Feminista
Miembro de Abogadas Feministas Panamá (AFEMPA).
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