Nuestra Súperbloguera Erika Nota aboga por la unión y solidaridad entre mamás. Te invitamos a leer su experiencia.
Texto: Erika Nota
“Eres la mejor mamá del mundo”, así me sorprendió hace poco mi hijo mayor en plena fila del banco y yo casi derretida -con ojos aguados- sentí que se me salía el corazón de la emoción.
Es increíble, porque hay veces y estoy segura que eso te pasa a ti que como mamá te cuestionas muchas cosas: que si el tiempo que le dedicas a tus hijos debería ser más, que si te sientes culpable cuando estás tan cansada que apenas puedes tener claridad mental para revisar las tareas, y qué decir cuando de repente se te olvidó que tenías que mandar a tu hijo en ropa particular y él fue en uniforme porque no lo leíste y así puedo enumerar cientos de situaciones que te hacen dudar de tu rol de mamá.
Conversando con muchas mamás te das cuenta que son cuestionamientos en común que en algún momento te planteas, porque para una mamá siempre se puede hacer más.
Pero ¿sabes? Es normal sentirse así y no te sientas mal por eso. No te sientas mal si de repente necesitas un tiempo off para ti, para hacer lo que más te gusta, así sea leer tu revista favorita o simplemente descansar o ir a echar cuentos con tus amigas. Ese tiempo para nosotras es justo y necesario porque no somos robots, las mamás somos seres humanos con dones extraordinarios que de vez en cuando necesitamos cargar las pilas, recargar esa energía y fortaleza que muchas veces ni nosotras mismas no sabemos de dónde sale.
Siempre abogo por la solidaridad entre nosotras las mujeres, pero en este escrito quiero abogar por la unión y solidaridad entre “mamás”.
Aprendamos a no juzgar a otras mamás simplemente porque su manera de educar o de amar es diferente al de nosotras. Las mamás profesionales no menosprecien la labor de las madres que son ama de casa y, las que tienen la dicha de trabajar en casa no juzguen a una mamá que tiene que salir a trabajar porque simplemente “no le queda de otra” o porque se preparó y se quemó las pestañas para ser la profesional que siempre quiso ser.
En vez de estar en una guerra estéril entre madres, deberíamos ser aliadas y ayudarnos. Es fácil y -así me lo recuerda en particular el grupo de Whatssap de madres del 1A de mi hijo mayor que siempre nos apoyamos- ya sea reforzando o recordando cualquier detallito que tienen nuestros hijos y, debo confesar que en ciertas ocasiones me han salvado. ¡Uf, qué alivio tener aliadas que al final tenemos un mismo objetivo!
Si vemos a una mamá en dificultad (pues si está dentro de tus posibilidades) échale la mano… no sabemos por lo que está pasando esa mujer. Créeme que a veces una pequeña ayudita puede significar un mundo para esa mujer que está tratando de hacer todo lo posible por ser su mejor versión de mamá para ese hijo.
No seamos tan duras entre nosotras, ser mamá no es fácil, puede ser difícil, desafiante y muchas veces agobiante, pero créeme tiene una recompensa tremenda que vale la pena.
Porque para nuestros hijos somos más que suficientes, somos unas superhéroes porque mamá lo hace y sabe todo. Para nuestros hijos somos perfectas, las más bellas, las mejores. Y así es: tú eres la mejor mamá para tus hijos y estás haciéndolo bien.
Felicidades a ti que me lees por estar desempeñando el mejor rol que tiene una mujer porque: madre hay una sola.