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¿Cómo Saber Si Mi Hijo Tiene Dificultades Emocionales?

Cómo saber si mi hijo tiene dificultades emocionales

Querida Súper Mamá, las emociones de tus hijos muchas veces son difícil de interpretar para ti como mamá y es completamente comprensible, es por eso que en esta ocasión la Psicóloga Ely Cowes nos explica cómo detectar si tus hijos están pasando por dificultades emocionales.

Antes de adentrarnos al mundo emocional de los niños, es importante recalcar que todos –absolutamente todos– pasamos por dificultades emocionales; la clave está en saber distinguir cuándo estas nos sobrepasan, es decir, cuándo mis recursos para enfrentar las adversidades no son suficientes y necesito ayuda. 

Lo que sucede con los niños es que ellos se encuentran precisamente en la etapa en que están adquiriendo diferentes habilidades, entre esas, aquellas para enfrentar las frustraciones y adversidades de una forma más regulada. Lo que no podemos perder de vista es que esta es una habilidad que, para desarrollarla, requiere de otra persona que inicialmente  ayude al niño a calmarse y entender lo que le está sucediendo. Esto se llama corregulación, y es la base para que el niño pueda lograrlo posteriormente y de manera más independiente, entendiendo que habrá momentos en los que, aunque ya sea mayor –adolescente o adulto inclusive– seguirá necesitando de otro que le preste de su calma. 

El contexto y las dificultades emocionales

Es súper importante contextualizar. Con esto me refiero a que hay experiencias de vida que van a generar estrés y esto tendrá como consecuencia diferentes despliegues emocionales; por ejemplo:

  • cambio de escuela
  • mudanzas
  • muerte de una mascota
  • divorcio de los padres
  • y, no podemos dejar por fuera, una pandemia. 

Lo anterior puede conllevar a desajustes emocionales, y esto es normal. Contextualizar también supone entender el despliegue emocional según la edad. Es posible, por ejemplo, que un niño de 8 años que ya ha logrado independencia para ir a la escuela, de pronto se encuentre teniendo episodios de “mamitis” o “papitis” al cambiarse a una nueva escuela. O que un pequeño de jardín infantil que está experimentando muchas peleas entre los padres en casa, empiece a morder a los compañeritos. 

Los niños manifiestan gran parte de sus dificultades a través del comportamiento, muchas veces porque no cuentan con el vocabulario y la capacidad mental para poner en palabras sus experiencias. Entonces, estar pendientes de su comportamiento, el cual se puede tornar regresivo, nos daría mucha información sobre cuán sobrepasado se puede encontrar. Cuando hablo de comportamientos regresivos, me refiero a que los niños pueden empezar a comportarse como más chiquitos de lo que realmente son, muchas veces indicando que necesitan del otro, generalmente papá, mamá o algún cuidador principal. Si logramos descifrar a qué se deben esos cambios y apoyarlos a través de la corregulación, podremos ver el comportamiento disminuir hasta desaparecer. Ahora, ¿qué pasa cuando esto no sucede?

¿Cómo saber si la dificultad emocional sobrepasa las capacidades de mi hijo?

  1. Estar pendientes del tiempo que dichas conductas llevan manifestándose, ya que si éstas no están disminuyendo a pesar del apoyo de los cuidadores, entonces podemos encontrarnos ante una dificultad emocional. 
  1. Si el niño se encuentra frecuentemente desanimado o llorando constantemente al punto que su desempeño académico se ve afectado, también estaríamos ante dichas dificultades emocionales; o si sus manifestaciones son más agresivas y le impiden hacer amiguitos, de esta manera afectando  su sociabilidad. 
  1. También puede suceder que en el caso de los niños más grandes–alrededor de los 6 años o más– expresen verbalmente un malestar con ellos mismos, por ejemplo, que no son buenos para nada, que nadie los quiere, que todo les sale mal. A otros niños se les puede ver visiblemente desanimados o desmotivados al realizar actividades que antes solían disfrutar, con cambios importantes en su apetito o inclusive dificultades de sueño.  

Lo que estos indicadores anteriormente mencionados nos señalan es que la vida diaria del niño se está viendo significativamente afectada en alguna de las esferas más importantes que son: el colegio, lo social, personal y/o familiar. Si logramos identificar algunos de estos indicadores podría ser el momento de buscar ayuda profesional, y ¡para eso estamos los psicólogos! Lo importante a tomar en cuenta es que: entre más temprano, mejor y siempre hay espacio para reparar y mejorar.

Súper mamá, cuéntanos ¿has vivido alguna experiencia similar con tus hijos?, ¿cómo le has ayudado? ¡Te leemos!

Por Mgtr. Ely Cowes R.

Psicóloga clínica de niños y adolescentes

@psycowes

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