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Mi Experiencia Con El Odontopediatra

Súper Mamá, ¿sabías que desde pequeños debemos llevar a nuestros hijos a hacerse revisión de sus dientes? En nuestro artículo de hoy Leribeth Solís, mamá de nuestra comunidad nos cuenta cómo le fue con su hija Salo y sus primeros dientecitos.

El mejor amigo de una mamá primeriza en estos tiempos es la tecnología. Soy honesta, sin blogs, historias, anécdotas de otras mamás y el Instagram probablemente yo no hubiese llevado a Salo, mi hija de 2 años al odontopediatra hasta que jugando se le quebrará un colmillo. 

Si, jamás me hubiese imaginado que a los bebés de meses se les lleva a ver sus dientecitos, la suerte es que como siempre digo, ese instinto materno que llevamos en el corazón al convertirnos en madres no falla.

Un niño sonriendo junto a una niña

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Empezó la dentición, el babeo, la irritabilidad y las lágrimas lo que hizo que la aparición de los dientes de Salo fuera una experiencia desagradable, tanto para ella como para mí. A Salo le salió su primer dientecito a los 10 meses, y como yo había leído que este momento varía ampliamente, y que con frecuencia inician la dentición alrededor de los 6 meses, yo estaba preparada para ese momento. 

Recuerdo que estábamos con mi mamá tomándonos una cremita de zapallo (le gusta mucho) cuando miré una hermosa sombrita blanca asomándose en la encía de debajo de mi bebe, se trataba de los dientes delanteros inferiores, conocidos como incisivos centrales inferiores, ¡Siiii al fin vienen los dientes!” dije emocionada sin saber que iba a ser incómodo para ella. Ese día comió tranquila e hizo sus actividades como usualmente las hacía, pero, fue al día siguiente que llegó un mal humor y su apetito desapareció. No hacía falta que me dijera qué pasaba, yo sabía exactamente qué estaba pasando, ya había leído que según algunos padres incluso les da fiebre cuando empiezan a aparecer los dientes, así que la entendí, la abracé, le di besos y la llené de mucha teta esos días.

Imagen que contiene persona, cama, hombre, sostener

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Y así me fui, cada vez que veía un diente asomarse, me la pegaba a la teta, no daba espacio para el dolor, sé que la teta lo cura todo, y de verdad que lo cura todo. Me apoyaba mucho también de los chupones y mordedores fríos, los metía en el congelador, también le daba frutas frías, le hacía helados naturales y paletas que son muy fáciles de hacer en casa. 

En la licuadora colocaba leche con la fruta, usaba mucha banana, fresas y piña que son sus frutas preferidas y así aliviaba su dolor con la paleta. Por las noches, antes de dormir si la veía muy incómoda le daba un poquito de Tylenol, la medida exacta recomendada por su pediatra.

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Llegó su primer año, y con esto más dientecitos, era el momento perfecto según mi instinto de mamá para llevarla al odontopediatra, pero, para mi sorpresa, exactamente 7 días después llegó la pandemia. 

Los primeros días no cepillaba sus dientes, pensaba yo que seguro estaba muy adolorida como para aguantar eso así que lo que hacía era pasarle una toallita húmeda por las encías y dientes para evitar que le quedara residuos de comida en la boca. Luego compré un cepillo de dientes de cerdas suaves pequeño y su pasta dental con flúor para lavarle los dientes muy despacio.

Y no fue hasta el año y 8 meses que logramos visitar al dentista. Había olvidado contarles un detalle importantísimo, Salo usó chupón desde que nació. Así que una vez pusimos un pie afuera del dentista echamos los chupones a la basura. Fueron dos noches difíciles, pero no nos morimos, de hecho, mi hija me demostró que es más fuerte de lo que pensé. 

Imagen en blanco y negro de una mujer sentada en el suelo

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Desde entonces, visitamos a su odontopediatra, la Dra. Eliza en Consultorios Paitilla cada 6 meses y mi hija tiene encías y dientes sanos. A pesar de que sus dientes son de leche los cuido mucho porque es importante el cuidado dental infantil, esta es la base para tener una sonrisa linda y sana toda la vida. 

Cuéntanos, Súper Mamás, ¿cómo fue tu experiencia con la aparición de los primeros dientecitos? ¡Te leemos!

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