Hay cosas que se repiten a lo largo de todo el camino de la maternidad, Súper Mamá. Hay otras cosas que sólo pasan cuando estás dando pecho. Y en un intento de tener #TodoBajoControl, no nos queda de otra que reírnos de ellas.
Acompáñanos a ver esta triste (¡pero divertida!) historia:
Antes de dar pecho, jamás se te ocurriría mostrar tus senos en público. Pero, ¿ahora? ¡Uf! Ya ni avisas, Super Mamá. Y razón tienes, si es algo súper normal. ¡Tú dale, mamá!
Hay algo realmente mágico en esa conexión mamá-bebé. Y está bien que se lo quieras contar al mundo entero, mamá. ¡Hay que aprovechar esos momentos!
¡Así es, Super Mamá! Es muy normal que, cuando estés dando pecho, al escuchar a un bebé llorar, tú empieces a lactar, también. Y antes que te des cuenta, se te moje la camisa accidentalmente. ¡Ups!
¿Tú pensabas que porque tu bebé no tiene dientes la lactancia va a ser fácil? ¡Ay mamá! Lo que te espera. Ese tiburoncito se agarra de tu pecho como si no hubiera mañana. Y cuando tiene mucha hambre, ¡respira profundo, Super Mamá!
Tu pecho crece de una manera impresionante, Super Mamá. Para nuestras mamitas con senos pequeños, ¡bienvenidas al club!
Y toda tu familia se empieza a adaptar a este nuevo producto que debe permanecer congelado.
Tiene una cara de completa satisfacción y cansancio. Y ahí finalmente te das cuenta que valió la pena todo el esfuerzo y el sacrificio y te empiezas a sentir como una verdadera #SuperMamá.
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