Padds fríos, panties desechables y jabón quirúrgico serán algunos de tus mejores aliados después de un parto natural. Isabeau Méndez nos cuenta su experiencia.
Texto: Isabeau Méndez
(Mamá Primeriza)
Siempre había escuchado que era lo mejor por lo que podía optar. Tanto para mí como para la bebé. Pero iba con una mente abierta, no quería encasillarme en que DEBÍA ser parto natural. Porque si por algún motivo no se daba de esa manera, iba a terminar frustrada. Así que desde el principio me dije: No voy a pensar en eso. Que sea como tiene que ser, pero que Ella llegue sana y salva. ¡Y así fue! Nunca más volví a pensar en ese tema. Hasta que se acercó la fecha y el doctor pudo confirmarme que todo estaba en orden para proseguir con un parto natural.
Tengo que admitirles que cuando estaba en medio de esas contracciones, llegué a decirle al doctor: “Ok, me rindo. ¡Házme cesárea! ¡El dolor es muy fuerte, no puedo más!”. Pero el me miró serio y compuesto, y me dijo: NO.
En ese momento, lo odié con todo mi corazón. Hoy, no podría estar más agradecida por ese NO. Porque sin duda mi recuperación no habría sido tan increíblemente rápida como lo fue, de haber sido cesárea.
Mi experiencia en el hospital fue lo máximo, me tocaron buenas enfermeras y estaba bien equipada para estar lo más cómoda posible durante mi estadía. El único “con” de mi parto fue que me tuvieron que hacer una pequeña episiotomía. La molestia solo me duró 1 semana y la describiría como una cortadita de papel, incómodo, pero súper soportable y no, ni me di cuenta de cuando me la hicieron durante el parto.
Entre los musts que le recomendaría a otras mamás primerizas están:
En el hospital solo estuvimos 1 día y medio. Cuando llegué a la casa no podía creer lo fácil que fue subir las escaleras que tanto me habían costado durante los últimos meses, mi hinchazón se había bajado considerablemente y mis articulaciones tenían flexibilidad otra vez. Era como si nunca hubiera estado embarazada.
Lo primero que hice fue subirme a la pesa para ver cuántas libras había perdido, y para mi sorpresa ya se habían ido 15. Llegué a subir 50 durante los últimos 9 meses y no me da pena admitirlo. Me comí TODO lo que me provocó, disfruté desde el cinnabon más dulce hasta las papitas más fritas y fue delicioso, pero ya había llegado la hora de ponerme seria otra vez. Increíblemente no tuve ni que intentarlo, la ansiedad, los antojos y las repulsiones desaparecieron solitas y sin darme cuenta volví a mi rutina alimenticia usual, lo cual me hizo perder otras 15 libras. Al mes de nacida Ella, ya solo me faltaban 10 libras para volver a mi peso pre-embarazo y me sentía de maravilla.
Mi sangrado se detuvo mucho antes de los 40 días que dicen que debe durar, Ella es una bebé súper bien portada, solo se despertaba 1 vez en la noche para comer y volvía a dormirse hasta las 9am.
Mi familia ha sido el mejor apoyo del mundo, la episiotomía solo me molestó alguito por 5 días, y gracias a la maravilla del parto natural pude disfrutar a mi bebé en todos los sentidos desde el principio, así que lo único que me queda es rogarle a Dios que así de fácil y positivo sea mi próximo parto, porque sí, dentro de 2 o 3 años, ¡voy por el niño!
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