No hay una receta mágica, pero el simple hecho de brindarle apoyo incondicional y presencia ayuda muchísimo a los pacientes con cáncer.
Texto: Iranela Sánchez
Puede resultar difícil enterarse que algún familiar o conocido sea diagnosticado con cáncer. Es posible que nos atormentemos con muchas preguntas sobre la enfermedad y sobre cómo podemos hablar y actuar alrededor de esa persona que lo padece. Además, la angustia, incertidumbre y la tensión se apoderan de nosotros.
Para muchos pacientes, el efecto secundario más duro de sobrellevar es el cansancio. La gente reporta que el cansancio puede ser abrumador, y se sorprende de cuánto cansancio puede sentir tras mucho tiempo de haber terminado el tratamiento.
Cabe destacar que, cada persona responde de manera diferente al cáncer y a su tratamiento. La persona puede pasar por algunos cambios emocionales y de humor a diario, o incluso cada hora. Esto es normal. Puede experimentar: incertidumbre, enojo, sentimiento de pérdida de control, tristeza, miedo, frustración, culpabilidad, cambios de humor, sentimientos más fuertes o más intensos, un sentimiento de estar desconectado o aislado de los demás, soledad y resentimiento.
Al mismo tiempo, la persona con cáncer puede descubrir algunos cambios positivos como: un mayor sentido de capacidad de recuperación o fortaleza, paz o una sensación de tranquilidad, una idea más clara de sus prioridades en la vida y una apreciación mayor de su calidad de vida y de las personas que quiere.
Es habitual sentir que no sabes qué decir. Lo más importante es confesarle -de la manera más apropiada y prudente- que estás enterado de su enfermedad. Puedes mostrar interés y preocupación, puedes expresar aliento o puedes ofrecer apoyo. A veces, las expresiones más sencillas son las que tienen más significado. Y a veces, tan sólo escuchar es el mayor apoyo que puede ofrecer.
¡Responde con el corazón! A continuación, te presentamos algunas ideas: “No estoy seguro(a) de qué decir, pero quiero que sepas que sí me preocupo por ti”; “lamento saber que estás pasando por esto”; “¿cómo sigues?”; “si quieres hablar de ello, aquí estoy”; “por favor avísame si te puedo ayudar” y “estaré pensando en ti”.
Cuando la persona con cáncer se vea bien, ¡dígaselo! Evite comentarios cuando la apariencia no sea tan buena, tales como “te ves pálido” o “has bajado de peso”. Es muy probable que la persona esté muy consciente de ello, y puede que ésta se sienta apenada por el comentario.
Por lo general, es mejor no contar historias acerca de parientes o amigos suyos que han tenido cáncer. Todos son diferentes, y puede ser que estas historias no le ayuden. En su lugar, está bien hacerle saber que usted está familiarizado con el cáncer debido a que ya ha tenido la experiencia con alguien más. Así, la persona podría continuar la conversación a partir de ahí si así lo desea.
Se cual sea el caso, es vital que te nutras de información y para ello acércate a la Asociación Nacional Contra el Cáncer (ANCEC), Instituto Oncológico Nacional y FundaCáncer.
No hay una receta mágica para que hagas que el tratamiento para erradicar el cáncer de tu familiar o amigo sea menos doloroso, pero el simple hecho de brindarle tu total apoyo y presencia está comprobado que ayuda muchísimo a los pacientes con cáncer.
Y tú, ¿cómo acompañaste a un familiar con cáncer en esta travesía? ¡Cuéntanos!
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