in

¡Celebramos la vida, luchemos juntos!

Gracias al Cáncer Rita Ayala aprendió a vivir. Lo más difícil fue la caída del cabello, pero el apoyo de su familia fue esencial para seguir adelante.

Texto: Rita Ayala de Licasale

¡Hola! Mi nombre es Rita Ayala de Licasale, tengo tres hijos y trabajo en el departamento de ventas de una prestigiosa empresa televisiva. Quiero compartirles mi historia, pero sobre todo quiero que sirva a aquellas personas que están atravesando por alguna situación difícil o alguna enfermedad delicada.

Soy sobreviviente de Cáncer en la Nasofaringe y cuando te lo diagnostican es como si te echaran un balde de agua fría (eso sentí, un frío interno desde la cabeza hasta los pies); no estás preparado y te preguntas ¿por qué a mí? ¿y ahora qué va a pasar?  ¿qué hacemos?

 Les cuento que a mi mente nunca vino la palabra morir y claro, ¡cómo iba a pensar en eso teniendo tres hijos súper chicos que me necesitan!

 Iniciamos el proceso de las quimioterapias con un equipo de médicos y enfermeras de altura, no solo a nivel profesional sino en apoyo emocional.

 Comienzo la lucha contra el cáncer. Seis quimioterapias, cada una de 7 horas. Sentía cosas raras y los malestares esperados. Todo esto se calmaba con dos cosas súper importantes: el amor de tu familia y amigos y el pensamiento positivo.

 Mi esposo se convirtió en mi “Súper Man”, me acompañó a cada cita, a cada tratamiento, a cada urgencia y sobretodo fue el aliado ideal en casa con los tres niños y todo lo que conlleva el hogar. Mis hijos entendieron todo, se les dijo toda la verdad y fueron muy inteligentes y comprensivos.

 Conté durante todo este tiempo con tanta gente que se unió en oración por mí y tantos que apoyaron de tantas maneras que mencionarlos no puedo ahorita, pero los llevo en mi corazón. La empresa para la que trabajo fue súper comprensiva y todo eso fue de mayor motivación para salir adelante.

 Decidí no aceptar estar enferma y cuando la mente decide algo, el cuerpo le hace caso. Me puse a hacer pulseras y a venderlas pues de esta manera evitaba pensar en lo que estaba pasando. Y vendí bastantes jejejeje.  Me puse ingeniosa, hasta cree una marca inspirada en mi familia: “Mis Tesoros”.

 ¡Mmm tan valiente!, pero hubo un momento en el que tuve que llorar y bastante. Fue cuando se cayó todo mi cabello, y es que para una mujer esto no es fácil. Todas vamos al salón de belleza a peinarnos, a hacernos blower. Pero ¿ir a que te rapen? ¡No! No es fácil.

 Me sentía mal, súper rara y solo pensaba en qué pensarían mi esposo y mis hijos cuando me vieran así. Suerte la mía que mi esposo me decía repetidamente que estaba hermosa y hasta me besaba mi calva jajajajajaja (es súper importante el apoyo de tu pareja en este proceso).

 Creo que este fue el peor momento. Llorar me hizo bien. Sí, porque agarré fuerzas para ir a comprar peluca y comenzar a usar turbantes. Aceptar una nueva vida. Una nueva Rita, mucho más flaca y cocobola.

 Cada vez que me miraba al espejo me decía: “Wao, soy otra”.

 Pasaron varios meses de duras pruebas y gracias a Dios, a las múltiples oraciones, pero sobretodo, gracias a mi convicción de que si Él estaba en control nada malo me pasaría, superamos esta prueba.

 Hoy día debo hacerme exámenes de control y con mucha fe, sabemos que saldrá todo bien.  No les miento que me da miedo cada vez que voy y es que esa máquina me da claustrofobia y, la espera de los resultados siempre me da ansiedad. Pero seguimos adelante y con Fe de que siempre serán resultados positivos.

 Lección aprendida: valora la vida.

 ¡Détente! En este mundo tan agitado y con tantos problemas económicos, sociales y de toda índole; no nos detenemos a pensar en nuestra salud mental y emocional.

 ¡Détente! Analiza que comes. Aliméntate bien física y espiritualmente. Dios debe ser nuestra prioridad. Que no pase un día sin darle gracias por la vida.

 ¡Détente! A decirle a los tuyos cuánto los amas, abraza, perdona, ríe y ríe mucho.  La risa tiene un poder sanador.

 ¡Détente!  A tan solo respirar, a ver el mar, a tocar las plantas, a ver lo verde de los árboles, a sentir la brisa, a ver la belleza de la naturaleza y toda creación de Dios.

 ¡Détente! A VIVIR, nadie es indispensable, el andar estresado o agitado por el trabajo, por los problemas y demás, solo hace que te enfermes y TÚ eres lo más importante.  Si tú estás bien, puedes trabajar mejor, resolver los problemas, ayudar a los demás y lograr metas.

 Que nada te robe la calma, détente a trabajar en tu salud emocional y valora la vida, vive el día de hoy como si fuera el último.

 Hoy veo la vida con otros ojos y agradezco a Dios haberme mandado este “stop” en mi vida que, en los dos últimos años estaba llena de lloradera, tristezas, dolor y mucho estrés.  Gracias al Cáncer, aprendí a cómo se debe vivir.

 Ya no guardo una ropa bonita para después y me encanta salir a divertirme. Sí, no me quiero perder nada así es. Jajajajaja. Me encanta disfrutar de mi familia y estar en cada momento importante de sus vidas.

 Para qué perderme de tantas cosas si la vida es una.

 ¡Détente, Valora la Vida, Vive!

 

 

¡Dios los Bendiga!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cargando…

0

Gracias por permitirnos ser parte de sus triunfos

Cómo decorar la habitación de un niño o niña