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Bienvenida Gloria Quintana, la mamá de los grandes

Nuestra nueva Superbloguera es empresaria, modelo, coach personal para la mujer, ex presentadora de TV… y por supuesto madre de dos: Humberto de 25 y José Alfredo de 22.

Texto: Gloria Quintana

 

¡Saludos a todas las lectoras de Súper Mamás Panamá! Mi nombre es Gloria Quintana y soy “la mamá de los grandes”.

 

Todo empezó en 1992 cuando me enteré que estaba embarazada siendo soltera. Eso hoy día es normal, pero hace 26 años no era bien visto del todo. Así que me apresuré a casarme para “cumplir” con mis padres / sociedad.  Sólo habían transcurrido pocos años de haber sido Miss Panamá y Miss Hispanidad Internacional y era un pequeño escándalo. Me salvé que para aquel entonces no existían programas de farándula y no se hizo tan masiva la noticia.

 

Tenía tan solo 22 años cuando quedé encinta y, la verdad es que no había terminado de crecer ni madurar para asumir dicha responsabilidad. Tuve que suspender mis estudios universitarios, pues yo me los pagaba, porque lo que venía era serio y debía prepararme económicamente. Fue una especie de una niña que iba a criar a otro niño. Los 7 meses restantes de gestación -después de haberme casado con 2 meses- fueron normales sin mayores contratiempos, no me dio ni hipo. No fui a ningún curso pre natal, lo que sabía era porque mi mamá me lo contó.

 

Recuerdo que el doctor me hablaba de las contracciones y antes dormía mucho, le pregunté ¿qué tal si me dan las contracciones y estoy durmiendo y no me despierto? Jajajaja ¡Ignorancia Nivel 34! El doctor respondió: “TE ASEGURO QUE TE VAS A DESPERTAR” y así fue, a la media noche me dieron las contracciones y quedé despierta al acto… fueron 7 horas de labor, me indujeron el parto. Recuerdo que no tenía seguro privado e iba a dar a luz en una clínica privada. Le dije a mi doctor, (a propósito, fue el que atendió a mi mamá en sus 3 partos) que no tenía seguro y que tenía que parir o parir. A pesar de que el niño venía con el cordón umbilical en el cuello, el doctor -con mucha experiencia- supo hacer lo suyo y lo pude parir, con mucho dolor, pues estaba cansada.

 

Nació Humberto, mi hijo mayor el 23 de febrero de 1993 un martes de carnaval, pesó 7 libras con 8 onzas… fecha muy triste pues como era de esperarse, amigos y primos de mi edad, estaban brincando y saltando, la única con esa responsabilidad a esa edad era yo. Nadie me fue a ver al hospital, solo me llamaban de teléfono público a la habitación (no había celulares ni bippers) jejejeje. El doctor me dijo: “mañana miércoles te vas para la casa”… y yo: “¿cómo, tan pronto?” A lo que respondió: “¡NO ME DIJISTE QUE NO TENÍAS PLATA!” (en tono de regaño) jajajaja y así fue. El parto me costó $785 en la Clínica Nacional cuando quedaba en una casa casi al lado del Teatro Bella Vista. ¡Una ganga!

 

Cuando salí del hospital estaba tan asustada, porque el desconocido que llevaba en mis brazos no era como me lo imaginé. Pensé que sería cocobolo y estaba lleno de cabello… pero a la vez me sentía segura porque iba quince días para casa de mi mamá. Las prácticas no estaban de moda en ese entonces (Gracias a Dios, pues si no había plata para parir, menos había para una práctica) así que mis primeros 15 días fueron maravillosos con la mejor ayuda, la de mamá.

 

Día tras día me fui enamorando del desconocido y lo empecé a amar con locura, no podía creer que ese ser había nacido de mí. Cuando llegó el momento de irme para mi casa, fue terrible. En casa de mis padres, ellos velaban por mí, me sentía segura, pero el sentimiento de irme fue crisis, llanto tras llanto pues ahora me tocaba ver por él, con el tiempo me fui acoplando y me volví experta. Seguí al pie de la letra las recomendaciones de mi mamá y mi abuelita. Entre las más importantes fueron: después de los dos meses, le suspendes la mamadera de la madrugada. Se levantará tres noches y le das agua, aunque llore, la cuarta noche no se levantará más y podrás dormir. Así fue.

 

Al tercer mes lo sacas de tu cuarto y que duerma solo en su habitación y NUNCA lo metas en tu cama y así fue.

 

Siempre se le exhortó a que fuera independiente, si se caía se le decía que se levantara y se limpiara y continuara. No se le excedía en consentimientos ni se le ñañequeaba, a menos que fuese notoria la caída. Humberto fue el Rey por 2 años y 5 meses hasta que nació su hermano menor José Alfredo el 25 de julio de 1995.

 

Yo apenas me estaba acoplando a ser mámá de unos para convertirme en mamá de 2. Volví a tropezarme con la misma piedra y salí embarazada y no tenía seguro jejeje. Esta vez fue cesárea urgente y costó $2500 en la Clínica Hospital América. Mismo doctor, pero en esta oportunidad no me pudo sacar al día siguiente del hospital.

 

Cuando faltaban pocos días para dar a luz hice lo que me dijeron no hiciera. Metí a Humberto (el mayor) a la cama. Pensé: “Pobre ya no será hijo único y tendrá que compartir nuestro amor con su hermano”. ¡ERROR! Fueron 15 días que durmió con nosotros y después fue un problema sacarlo de la habitación. Consejo NUNCA duermas con él en tu cama. Nunca debí romper la regla impuesta, me había ido bien. Después de un par de noches llorando se volvió a acostumbrar, pero el llanto ese es desgarrador y uno cae en sus manipulaciones y se debe ser fuerte. Hay que recordar que el adulto es uno y quien controla es uno, no el niño. Con la experiencia, volví a aplicar lo aprendido con el anterior y fue mucho más fácil.

 

Los celos del hermano mayor no se dieron a esperar y empezó una rivalidad entre ellos que pude contrarrestar con los años haciendo lo mismo con los dos. Todo tenía que ser por partida doble. Ellos no podían sentir que había diferencia ni preferencias. Con los años uno abusaba por su condición de mayor y el otro por su condición de menor. Es normal pero siempre hay que ser árbitro y el veredicto lo más justo posible. Imparcialidad.

 

Peleaban mucho, los dos con personalidades muy distintas, sufrí, pensé que nunca se llevarían bien. No hay que perder la fe. Crecen, maduran y todo pasa. Hoy día son buenos amigos. Siguen siendo muy distintos, pero comparten la misma esencia. A los hijos no hay que imponerles lo que uno quiere, sino permitirles que se desarrollen en sus ámbitos. Así son felices y se destacan en lo que les gusta y a la larga nos llenarán de orgullo.

2 Comments

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  1. Gloria es un EJEMPLO de mamá. Tanto trabajo y salió adelante con sus 2 hijos. Estos son educados y hombres de bien. Cosechaste lo que sembraste. Buen trabajo👍👏😘

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